El día que Marilyn murió, Billy Wilder aterrizaba en Paris y cinco periodistas le preguntaron cómo fue filmar con ella. El director contó lo que contaba siempre: -Llegaba tarde, solo se interesaba por salir perfecta aunque hubiera que repetir las tomas y ya los otros actores salieran peor, tenía severos problemas con el alcohol, las píldoras que tomaba por su problema ovárico, los barbitúricos y la melange mental por estar siempre entre amores, queriendo ser tomada en serio (hizo "La princesa y la corista" con su propia productora para redimir su imagen de rubia tonta y Laurence Olivier le decía "limitate a ser sexy"). Olvidaba sus líneas aunque fueran de dos palabras, costó retrasos en el rodaje donde cada día cuesta miles de dólares, me generó una serie de enfermedades nerviosas que sufro desde entonces...sin que cambiara en nada su timing innato para la comedia, nos hacía estar con la infumable esposa de Strasberg como mentora y supervisora en el plateau, teníamo...
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