"Saavedrópolis", lo nuevo de Laura Brauer

Nestlé quería penetrar en el mercado del Japón con su café instantáneo pero no lo lograba, hasta que consultó a un gurú publicitario franchute que freudianamente les dijo que nadie compra un sabor nuevo, todos queremos volver a la infancia. Nestlé se encogió de hombros y se resignó a renunciar a una generación de consumidores. Inundó al país del sol naciente con caramelos de café sin cafeína, torta sabor café, helado de café, chocolate con aroma a café y hoy por hoy lo primero que uno nota en Tokio es la cantidad de café que toman los nipones, siendo Nestlé la marca líder.
Ese es un ejemplo de propaganda inteligentemente planificada, ahora que le quiero hacer propaganda a una obra inteligentemente planificada y ejecutada. El problema en publicidad es que tiene que agarrarnos por abajo del cinturón del cerebro repitiendo que Trenet lava las manchas con un sonsonete que nos impida olvidar la marca Trenet, o una rima del Banco Galicia con "a usted lo beneficia", sal de ahí y sal de mesa, Beethoven usado para "pan, pan pan es de Sacaán", al atún no lo mires al tuntún, etcétera.
Yo recuerdo como a una de las más grandes obras maestras del arte humano a una nena planificando el cumpleaños de su padre hablando como las madres hablan de planificar el cumple de sus hijos " a él le ponés unas cervecitas y el partido y está feliz".
No recuerdo qué rayos publicitaba.
Las ideas más geniales rara vez sirven a efectos de taladrarnos en el cerebelo el mandato de tomar una decisión que nos cambie la vida como el aceite Marolio.
Los cigarrillos Camel empezaron no contando con la misma excelente distribución de los Marlboro.
Los genios de la publicidad hicieron del defecto virtud, como con Estenssoro que tenía horribles destacadas cejas diciendo "tengo entre ceja y ceja la corrupción".
Preguntaron en los afiches: -Would you walk an extra mile for a Camel?: ¿te harás unas cuadras más para conseguirte la marca posta pulenta?
Lograron generar valor a partir de esa inicial dificultad y vendieron los cigarrillos del camello. Voy a referirme en breve a una obra de teatro con camello pero agrego: en el inglés actual, sin que la mayoría conozca su origen, ya es una expresión hecha ese slogan y la gente que, como yo, se postula a trabajos, agrega en sus currículums: estoy dispuesto a dar lo mejor de mí, estoy dispuesto a hacer la milla extra.
Lo mejor de sí da un grupo de actores no profesionales que además entonan a las mil maravillas dirigidos por la batuta experta de "Tuti" (Tamino Andrenacci) en la verisón relouded de "Saavedrópolis", la obra de teatro que cuenta la historia de Argentina.
Heidegger con su ser-ahi que no es un ser-ahora coincide en criticarle a Kant la priorización de una temporalidad por sobre lo espacial, que es más propia de la física: con un danzante despliegue físico la puesta de Laura Brauer recoge el guante y decide circunscribir la lente y poner el foco en el barrio de Saavedra, que no se vio privado ni del dos mil uno ni de desaparecidos-aquí recreados con sutileza cruda en el momento más sepulcral de la obra.
Bernard Shaw se había fatigado y caído en un pozo creativo y su esposa le sugirió descansar y leer para distraerse: le llenó la casa de biografías de Juana de Arco hasta que un día el dramaturgo irlandés sorprendió a su media naranja con una ocurrencia de su impredecible chispa: -Voy a escribir una obra de teatro sobre Juana de Arco.
La obra, "Santa Juana", le valió el Nobel.
Brecht al verla, comprendió que se puede hablar del presente sin necesidad de situar en un marco contemporáneo la representación. Más bien no se puede otra cosa, diría Freud: solo hablamos del presente por más que parezcamos recordar fielmente. El Quijote que leemos ya no es el de Cervantes, que era una burla y no una caballerosidad noble. Gardel ahora canta realmente cada día mejor y no lo decimos como sarcasmo contra el diario de Natalio Botana que nos pretende distraer del asesinato en el Senado de la Nación con noticias de "El Mudo" (¿era barítono o tenor? ¿por qué nunca tuvo novia?¿era gay?¿llevaba una bala alojada en el pecho?¿tenía un prontuario terrible que incluía asesinato y cárcel en Ushuahía?¿cuánto llegó a pesar a pesar de hacer gym en la Asociación Cristiana de Jóvenes con pullover puesto para transpirar más?).
Y hablando de cantores de tango: tanto Goyeneche en su colectivo como el gran Edmundo Rivero aparecen interactuando en este festival de referentes en el que nos encontramos todos porque Edmundo es un pañuelo.
Por eso la incrustación extemporánea del "no se inunda más" nos mueve a risas, así como la motosierra. Solo podemos recrear creativamente una tradición, no podemos entender a Cleopatra, como muy bien lo entendió Elizabeth Taylor, sin nuestros actuales rouge y maquillajes.
Dante y Milton han trazado sus semblanzas del Cielo y el Infierno y nadie querría desde luego terminar en sus infiernos, pero -con una mano en el corazón-nadie se ve tampoco enormemente estimulado a terminar en sus Cielos.
Quizá la razón estribe en que para representar al Paraíso hay que apelar a una sensación de plenitud que no conocemos, como los japoneses no conocían el café.
No es un orgasmo el Cielo, no es un chocolate, o la vista de un atardecer en el río, no es terminar de pagar la hipoteca.
Dios nos agasaja con algo eterno, siendo que en la Tierra todo lo que se nos hace eterno es doloroso.
Viajando a Uruguay con sudestada tuve ocasión de corroborar que para paladear el tormento eterno, el Tártaro puede prescindir del tridente y hasta del fuego: alcanza con una experiencia corporal colectiva de vómitos contagiados.
Iba en el buque leyendo la teoría de la creación de Mauricio Kartún y puteándolo para mis adentros-que no debían salir: si estuviera solo y no en comunidad como él recomienda, si pudiera usar más la cabeza y no tanto el cuerpo como él recomienda, tal vez no se me revolvería tanto el estómago.
"Saavedrópolis", sorprendentemente, es edénica: mancomunadas tramas etarias cantan angelicalmente al unísono la canción de que la alabanza no alcanza, en una protesta acariciadora de evidente cuño izquierdista al que todos nos apresuramos a darle la derecha.
Una obra que una vez vista, nos va a acompañar eternamente y nos va a recordar siempre que es tiempo de acompañarnos...


 

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