Macri explica su apoyo al partido de la libertad: -Pasa que no quiero ir preso


 Estoy viendo el tan cacareado reportaje de Esteban Trebucq a Javier Milei, pero no sé cuántos de ustedes lo vieron como para hacer una sátira que disfrutarían. Noto lo opuesto: un hombre bastante acomodaticio sin inflexibilidades psicóticas, desde luego mediocre, tajante, con una pobreza conceptual y retórica con la que es fácil que se identifique el grueso de la población, pero no un brote psicótico, ni alguien que si llega a presidente va a hacer locuras o saltos al vacío o algo extremo. Se la pasa golpeándose el pecho a lo king-kong y todo es histórico o único en la historia, "hoy comí ensalada de remolacha y al orinar mi pis fue amarillo, no hay resquicios en la historia de la humanidad de que el pis no salga bordó o violeta en esos casos..."

Su uso de metáforas es digno de análisis. "Tuve que soportar la peor parte de esta campaña viruleta sobre mi espalda". Es una torpeza eficaz cómo mezcla "cargar sobre mis hombros" y "ser atacado por la espalda." No advierte las connotaciones ni reverberaciones de las expresiones que utiliza: no aprovecha cuando dice "vamos a ponerle la tapa al cajón del kirchnerismo" de reavivar las sospechas tan comunes entre sus votantes de que Néstor está en realidad en Disneyword.
Es sentimental pero siendo el primer conmovido por su sensiblería, no es como las clases de actuación que tomó famosamente Hitler y que tan bien parodió Arturo Ui. Peter Bruckner y Alain Finkelkraut en "La intolerancia" analizan muy bien el "recursus ad hitlerus", la tendencia a compararlo todo con Hitler.
Si realmente tuviéramos que establecer puntos de contacto y diferencias entre Hitler y Milei lo primero que tenemos que decir es que el programa ecopnómico no podría ser más opuesto (un error que comete todo el libro de Walter Graziano "Hitler ganó la guerra").
Sin duda, la reórica inflamada y la imaginería brutal, la motosierra, derribar ministerios, son estrategias similares y lo de "no importa que crean que somos payasos, lo importante es que hablen de nosotros". Mucho más parecido es Trump. Hitler no era un exitoso millonario que apelaba desde el ejemplo de su riqueza a su experticia en economía: era un fracaso absoluto en saber ganarse la vida, no venía sus postales de acuarela, lo salvó ser enrolado. A Hitler no lo inventa nadie, estaba convencido, no era un cínico (hoy por hoy no se podría reeditar el debate Trebor Rupert-Alan Bullok, salvo que lo extrapolásemos a la presunta inocencia del arquitecto Speer).
Ayer Milei, ya que estamos recayendo en la invocación a Hitler, llamó a visitar el Museo del Holocausto. Toda la sed sanguinaria sádica criminal de Hitler, que se jactaba de su crueldad, se ve grandemente contrastada con Milei llorando de empatía cada vez que menciona a las víctimas del Holocausto. Podrá tener un discurso draconiano, pero no puedo imaginar a Milei acogotando un pollo para un asado, si bien Hitler dado su vegetarianismo y especismo tampoco podría haber matado un pollo.
Preguntado por fraude, es astuto en su respuesta. Recordemos que en San Juan denunció fraude, hubo un recuento y resultó que lo habían erróneamente beneficiado: contados todos los votos de las urnas, Milei perdió el diputado que había ganado en San Juan.
Eurnekián inventó a Milei como venganza contra Macri que lo quiso humillar, para correr por derecha a Juntos por el Cambio.
Pero Macri vio en Milei una nueva herramienta para combatir al peronismo que en caso de ganar lo puede meter preso.
El interés de Macri por aportar sus fiscales de mesa a un partido que expresa la causa de la libertad es precisamente por la causa de su propia libertad.
La cita de la neutralidad y el peor lugar de los infiernos, que pertenece al autor de "El Código Da Vinci" y es atruibuida a Dante Allighieri es atinada. Si yo digo: -me animé a hablarle con una actitud como dicen los franceses así de no me importa mucho, negligeé, o nonchalance o rococó o deja vú...está muy bien que me equivoque con la palabra francesa, estoy diciendo y reforzando en la manera que lo digo, que no importa mucho...Y lo importante es condenar la neutralidad, no discutir si Borges entendió bien "La divina comedia" o si Ungolino estuvo en la tragedia de los Andes.
En lo que está mal la cita es que Milei no está diciendo que por favor los radicales se la jueguen y no se mantengan neutrales porque equivocarse para un extremo o para otro no es tan malo como ser tibios. Milei está diciendo que todo el que llama a la neutralidad no es un pepino neutral: vota a Massa.
En cuanto a la idea de terminar con el Banco Central, no parece ser por extremista inescrupuloso, sino por medio ignorante. Se armó una explicación monocausal que le cierra muchísimo porque las pocas cosas que sabe de economía le permiten creer que sabe mucho más que si descubriera la complejidad verdadera. En sus explicaciones sencillas de las causas de la inflación reside el enorme peligro en el que nos metió una frase de Kichiloff o de Scalabrini Ortiz: que quien pretenda decirnos que la economía es difícil de explicar, nos quiere oscurecer las aguas para que parezcan profundas.
En el famoso y viral minuto '36 se lo ve irritado por el ruido que lo desconcentra con algunos arranques de bronca bastante comunes en personas que sufren ya sea excesiva sensibilidad acústica o sordos, pero nada ni remotamente cercano a la enfermedad mental que mencionan en Twitter. Tampoco hay que esperar salud perfecta en ningún líder, no recuerdo político admirable sin enfermedad. Y volviendo a Hitler, siempre se puede hacer la famosa pregunta tramposa ¿elegirías a un tipo que fuma habanos, que sufre insomnio, que se bebe un whisky a las tres de la tarde o a un frugal vegetariano abstemio?(se ha demostrado lo de las metanfetaminas en soldados de la Blitzkrieg, pero ni Joachim Fest cree que Hitler se drogara, ni después del segundo atentado por prescripción médica).
Después de decir que los radicales son tibios y Dios tendría que vomitarlos, usa la mala alegoría de que se van con Massa porque parece que ahí el sol calienta más...
Las explicaciones para terminar con el Banco Central tienen la dosis exacta de datos precisos (falsos) que resultan perfectamente convincentes para la mayoría de los jóvenes, se tendría que investigar cuántos bits de precisiones persuasivas acepta el cerebro ignorante, también de las precisas explicaciones de Lacan sobre el funcionamiento científico del inconciente o el Tarot.
Cuando Milei se victimiza, despierta mucha identificación. Como gatito mimoso al que no le han dado atún La Campañola concita más aprecio que como rugiente iracundo.
No cabe duda de que cree realmente que Argentina era el país más rico del mundo, que la gente emigraba más a Argentina que a Estados Unidos aunque era más fácil emigrar a Norteamérica, realmente cree que la Escuela Austríaca desentrañó todos los misterios y dificultades de la economía pero no la enseñan porque tampoco enseñan a Carl Jung en la Facultad de Psicología ni a Arthur Schopenhauer en la Facultad de Filosofía.
Oír hablar a Milei y ver en acto con qué instrumentos simbólicos entrama sus autonarrativismos da cuenta claramente de su poca capacidad de abrazar matices. Pero esa práctica discursiva es bastante general, especialmente entre los más jóvenes, que dicen "entendió todo", "es todo lo que está bien", "amo", que hicieron devenir todas las sutilezas advertidas por el progresismo en un nuevo fachismo puritano y llevaron a la caricatura las categorías de "hegemónico" de Gramsci o de "deconstrucción" de Derridá.
El discurso de Milei es menos tibio que el de cualquier científico o cualquier político profesional pero es igual al de la mayoría y en sus definiciones categóricas reside su seducción.
Que anide en su mente una idea antidemocrática no es un peligro para nadie: también en el fondo de su corazón hubiera querido ser reelecta Malena Galmarini pero al estar obligada a someterse a las leyes, perdió.
De manera que más que una lectura ideológica: "colectivismo versus liberalismo" se tendría que hacer una lectura lingüística: "maticismo versus apodícticismo". Y Milei no solo usa expresiones rotundas, sino que las encadena machacona y redundantemente. No se limita a decir "tabula rasa", se cree en la necesidad didáctica de enfatizarlo y le suma "punto final" (sin advertir que sería una buena patada al radicalismo, al momento de desencanto moral, cuando ya el desencanto económico era masivo) , "dar vuelta la página", "borrón y cuenta nueva", "barajar y dar de nuevo".
Si Massa no tiene la elegancia de comprender que debe neanderthalizar su discurso y hablar como L-Gante, no cabe duda de que la mediterránea claridad de Milei con su anemia de concepto, su anemia del Mediterráneo, le hace un flaco favor a un nutrido grupo del electorado, le hace el caldo gordo...

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