La posmodernidad no es un robo pero me robaron posmodernamente

Tras pernoctar en cohabitación connubial con V, mi heroína, la distorsión de mi percepción sobrelapó el delirio argentino habitual. No puedo dar sangre ni puedo fe de no estar contando algo ilógico. Su recuperación a la adicción con belladona constituye un proceso zigzagueante, errático, apasionado y apasionante. Su desesperación nos hace conocer una felicidad epidérmica padrísima (ella lo llama "padrenalina"). Bajo el fragor de este amor es que arribé a Maxilonia, queriendo tomar el 366.





Supe que, por paradójico que suene, me encontraba perdido.




Una ninfa catódica de pechos planos que parecía bien informatizada salió a mi encuentro y tuve que explicarle en binario que quería tomar el easyjet afroargentino por umbanda negativa.




Tenía un cutis anguloso y un corte de rostro que parecía esculpido en materia noble pero poco maleable. Me hizo acordar a Z., que estudiaba Letras y que balbuceaba de una manera muy sexy barbaridades como "meteme la alambicada mostración en la imbricada borradura". Z. se dopaba con mezcalina, todas mis novias eran drogonas para no tener yo que incurrir en ataques a mi organismo, la influenciabilidad me bastaba. Lo que siempre me molestó de Z. era que acababa con los ojos cerrados. Yo había conseguido que hiciéramos el amor ya no a oscuras, pese a la prohibición gubernamental de usar lamparitas para fines no estrictamente reproductivos. ¿En qué pensaría Z.?. Los católicos y socialistas se apiadan de los pobres y demonizan a los ricos, pero ¿quién se compadecerá de las personas afectuosas, como V., sobre cuyos hombros cargamos las frustraciones que nos infligieron las otras, a las que no podemos evitar amar mucho más?.




La ninfa parecía haber sido cargada con ese algoritmo que le ponen a las bailarinas para lograr algo de ritmo y un coeficiente intelectual no superior al de un gato. De hecho cuando comenzó a refregarse tuve que recurrir a mi palmdiccionario: en gatuno no me estaba diciendo "dame leche", sino "sé mi madre".




De pronto un policía nos separa y para mi estupefacción se pone él a refregarse con ella, mientras me mira admonitoriamente. Me digo en mi fuero íntimo que no debo permitirme los celos por una mujer felina in statu pupiliari per in eternum que acabo de cruzarme, si bien muchas de mis fantasías tienen relación con la intempestividad de lo desconocido. Algún día escribiré un manual de seducciones, volcando mi experiencia del Taller que dirijo, de Seducción Creativa. Semánticamente es muy distinta la mujer que cuando acariciás sus zonas erógenas finge desdén o dormita, que la que finge escandalizarse y hasta excitarse malgre loui cuando le acariciás lo que sea.




El policía es bastante churro y pellizca los pezones de la ninfa como quien cumple con su justo deber, para decirlo en términos de una canción de Charly García, músico de mi degeneración que al igual que Alfonsín dominó la escena y produjo calamidades tales como favorecer por sobre Cafiero a M., grabar un disco de los Twist, usar la buena imagen del Frepaso y de De la Rúa, componerle canciones a FabiCantilo, hacer un pacto como el de Abril Lavagna, alentar las ilusiones de Juanse y de Fito, poner a Duhalde, rescatar a Nito, recordar a Illia, recordar Locomotion.




Con el bastón de goma algunos centímetros más inflamado de lo reglamentario el cana me espeta:-May I give some direction? mientras se oye a ella decirle "monstre, cochon, bête, canaille, putain (...)" con una sonrisa.




Le indico que hablo el rioplatense, que distingue en la teoría "ser" de "estar", aunque en la práctica nadie diga "estás un mentiroso".




Me explica:-Usté debió tomar la caminera para el lao del río de la fiebre amarilla matanegros.




Me encojo de hombros y asiento. Por mi cara de extrañeza se siente en la obligación de contarme algo del extraño paraje al que fui a parar. Me explica que, fundada por los patriarcas Feng y Jui, cuyos vocales fueron Roy Puerta y Ramón Cortina, la ciudad de Maxilonia procura ser un establecimiento modélico de la posmodernidad.




Mientras me lo explica dos muchachones nos rodean y nos dicen "arriba las manos".




Cobijado por la impunidad de mi indigencia supuse que se trataría de un rito folclórico, pero el policía levanta los brazos con el rostro demudado y me mira con un ademán alemán.




Levanto mis brazos preguntándome si esto es la posmodernidad.




Observo que los muchachones carecen de armas, nos han intimidado con su mera actitud.




El rati murmura:-pistola Pantera española, con un cargador reducido.




Uno de los malvivientes indica al segundo caco que hable. Éste exclama triunfal:




-Ametralladora.




Empiezo a comprender que en Maxilonia se ha reemplazado considerablemente la realidad concreta por su representación analógica o digital. Ebrios de la idea de que el pensamiento está compuesto de lenguaje (como si las imágenes de los sueños no articularan razonamientos, como si el aire no fuera muchísimo más expresivo que Wittgenstein) las pistolas no necesitan estar materializadas. Me pretenden asaltar de palabra con una credulidad desarmante.




-No tengo dinero-exclamo creyendo en la antigua tradición materialista y conductista.




-Te golpeé en la nuca muy fuerte -responde el inadaptado, el enfermo social y el policía me conmina a que me haga el dolorido.




-No queremos la teca-indica el otro, que acaba de declararse fuera de sí y que no responde de sí o algo así para amedrentarnos: -¿Qué sabés? me interroga.




El policia podría explicarles que es imposible que yo sepa cosa alguna, porque sucede que vivo en Capital, pero ha de ganar tan poco, que su alimentación exclurá el zinc o el manganeso necesarios para que su sinápsis sea atinada.




-No sé nada-digo y los incomodo por cierta apertura palmaria de mis manos en alto que les hace temer, qué se yo, que declare ser el hombre araña.




-Socrático ¿eh?-me enrostra el primero socarrón.




El policía me explica que no quieren mi dinero, sino lo que Pierre Bordieu llama "el capital simbólico". Me pregunta si cursé alguna carrera académica.




-"Filosofía"-declaro, para que no me quiten el bagaje alemán, del cual estoy viviendo.




-Dámela.




-¿Desde los presocráticos?




-Toda




-No les va a servir-intento despistarlos-toda la filosofía anterior a Descartes no toma por objeto el sujeto.




Por suerte el policía es rápido de reflejos y los distrae con una adivinanza ("¿qué es Mahatma Gandhi en un yakuzzi tratando de agarrar el jabón?" respuesta: "Un sujeto inobjetable con un objeto insujetable").




Los trabajadores del atraco parecen verdaderas personas con capacidades especiales, porque no lo entienden.




La situación se tensa. Decido negociar:




-Te doy a Leibnitz y al Obispo de Berkeley pero a Kant dejameló, que es un recuerdo de familia.




Se consultan.




Les explico que este es el mejor de los mundos posibles, porque Dios probó los otros y no le gustó. Que el hembronón que el cana se apretó no es tangible y que sería metafísico asegurar que existe fuera de nuestra percepción. Pero que como cuando cerramos los ojos sigue estando, seguramente Dios la ve atuteleug.




No parecen tener muchas luces. Uno repite con esfuerzo: -¿La nami es la mejor de las chiruzas posibles porque es la que está, pero no hay que ser celosos porque vos sólo te empomarías tu propia percepción de ella, mientras que yo me emperno mi representación subjetiva de sus tetazas?.




El policía, que es al fin y al cabo además del que se la transó, un caballero, tercia para aclarar que la señorita se llama "Marina". Todos coincidimos en que no tiene cara de Marina, sino de Mariana, que se debe de haber operado para que le extrajeran la "a".




Intento con Renato: -No puedo dudar de que existo ¿nocierto?. 



El delincuente con deliscuecencia me mira sin comprender, como el burlón mirar de las estrellas que con indiferencia no me ven volver de Maxilonia (ni entender si son burlonas o indiferentes que, para mí, se diga lo que se dijere, no es lo mismo).




-Pienso por lo tanto existo, si no existiría no pudiera estar pensando ¿no te parece? Más bien, más te vale que debo de existir. O bueh, bolú, para vos que creés tanto en el lenguaje: Hablo, por lo tanto soy. Y si hablo de Dios una consecuencia no puede ser superior a su causa, por lo que la idea de Dios no se me pudo haber ocurrido a mí, Dios en persona me la tuvo que haber metido.




Me miran como una vaca ve pasar un tren bala. Como cuando Ricky Martin quedó inconciente y escupió dos litros de esperma.




-Bueno, por mi, llévense a Kant, pero despierten de su sueño dogmático con Hume, no pueden seguir viviendo así en la necedad, mamertos.




Se disculpan: el sistema de pedagogía para los mejores los excluye y se ven obligados a robar lo que podrían obtener estudiando honestamente.




Me pregunto si en algún otro registro que no sea el cultural existirá este fenómeno de que los legos no sólo se conformen con lo berreta, sino que en virtud de su ignorancia consideren la definición misma de lo sublime a lo pésimo. Para los pobres de intelecto, Darío Z es todo su Hegel, pero para mí, que no sé nada de carpintería, no por eso me va a parecer la madera balsa tan sólida como el roble.




No ser versado en literatura hace que se tome a los plagiarios viles por lumbreras elevadas: "El tunel" de Sánato es todo el Albert Camus de que disponen en las villas de emergencia raciocinante. Es como si yo por no saber nada de geología creyera que un cantorrodado vale más que un diamante, cosa que no se verifica. ¿Es que la ignorancia cultural presupone una doble condición, a saber, no ya la de ignorar algo, sino la de metaignorar lo que se ignora?¿por qué no hay conocimentos de plomería "iletrados" del cual se burlen los plomeros expertos?. Pienso todo esto mientras en tiempo kierkegaardiano transcurren veinte minutos y alcanzo a preguntarme si mi perplejidad les será inteligible. Tal vez debí reemplazar a Dios en la explicación idealista por "tu vanidad". Después de todo, estos palurdos siguen existiendo para ellos mismos, aún cuando ninguno nos acordemos y los registremos, porque su propia vanidad los ve. Algo me dice que la crítica de la razón les va a parecer menos filosófica que una película de Isabel Sarli:




-Tres cosas hay en la vida: causa, espacio y tiempo. Pero no están en el sistema solar, sino en nuestro filtro.




Murmuran algo del filtro solar y se alejan meneando la cabeza.




El policía me abraza con una efusividad que ya extrapolaría yo gustoso a Winston Churchill, mi pekinés.




Me explica que en Maxilonia todos ganan más o menos bien para vivir y que decidieron solucionar el problema que planteaba el comunismo invirtiendo los términos: en lugar de sueldos mínimos, hay sueldos máximos. El gobernador Ari Estóteles gana 800 00 pesos por mes: no hay remuneración superior (precisamente hay una marcha bípeda en este momento[BASTA DE IMPLUMIDAD], me explica, porque el gobernador quiso aumentarse el salario. Se procura la excelencia pero las divisas que remuneran a los mejores no son pecunariamente plutocráticas. Por eso el conocimiento es tan buscado.




-Y el amor-ensayo yo, todavía impresionado por la espontánea muestra de afecto con la tetona calenturienta.




Me desasna: en Maxilonia rige el culto a Dionisios, Sarmiento y Afrodita Urania, dioses mitológicos que impusieron, como el Islam, cinco prosternaciones diarias pero no mirando a la Meca, sino, chapativas, heterosexuales y con la ropa puesta con quien quiera que esté a tiro a la hora señalada.




Le pregunto cómo se aseguran el heteroerotismo y me habla de pruebas balísticas sorpresa.




Ser macho es un deber ciudadano, explicita, como era una traición a la patria no violar a las alemanas por fuleras que fueran para los soldados de Stalin en Berlín. El "Macho" es una ilusión femenina necesaria, recita, confeccionada con los siguientes dos capitales simbólicos primos: el privilegiar la fuerza por sobre el intelecto y la competitividad pendenciera por sobre la cooperación interdependiente, en una palabra: ideales viscerales de la mujer tienen que ser teatralizados por el varón, siempre y cuando sea peronista, porque parece que (si bien los zoofílicos reprimidos no sufren persecución) los gorilas son presos estéticos.




Una sola pregunta me queda, ¿de qué vive Maxilonia?




Me dice que viven del tráfico de drogas ("del producto del ser vicio") , que se exportan inexorablemente. Que pretenden endrogar al capitalismo salvaje y vivir de sus flaquezas escapistas. Le pregunto si, hablando de escapismo, como en el caso de Cuba, se les prohibe la emigración a los ciudadanos maxilonascos. Carraspea y confiesa que ningún ciudadano de Maxilonia está informado acerca de la existencia del resto del mundo. Que lo que hay es inmigración interna, porque las vacaciones consisten en recíprocamente alquilarse casas más o menos aledañas, cosa que contribuye al desapego material. "En el futuro"-sentencia-"Maxilonia estará enteramente edificada con los ladrillos silábicos de la palabra y nuestra carne será espiritualmente condensada en la palabra cuerpo".




El futuro ya llegó.

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