Envidiosa


 Cuando uno lee los reportajes a los más grandes directores del cine de autor, ve que muchas veces tuvieron que resignar sus ambiciones y contar con otra financiación, otro casting,con las  imposiciones del productor.


Spinetta solía ser visitado por las musas y las llamaba "una lluvia"que adviene. Más radical, menos poético, más irregular y electrificante, Charly García compara la inspiración con la menstruación. 

Pero si comparamos el guión de "Piso de soltero" de Billy Wilder con el de las películas fallidas no vemos una falla en la trama o en las palabras, no es menos ingenioso: el caleidoscópico devenir de derroteros ramificados que terminan consolidando a un determinado elenco u otro fue la diferencia.

 Una película, una teleserie, una sitcom es un trabajo en conjunto, es lo aleatorio, el Zeitgeist y la química lo que los determina.

El caso de "Envidiosa", dirigida por Gabriel Medina -el de "Los paranoicos"-es el de la cuadratura planetaria milagrosa donde todas las entidades tiran para el mismo lúdico lado. 

Siempre fue admirable cada texto de Carolina Aguirre, desde su blog "Bestiaria". Pero este es su mejor trabajo. 

Siempre fue sólido en su actuación Benajmin Vicuña, pero este es su mejor trabajo.

Siempre produjo apuntando a ser entretenido Adrián Suar, pero este es su mejor trabajo.

¿Qué no decir de Esteban Lamothe, tan criticado por su presunto minimalismo expresivo?

¿Qué no decir de Violeta Urtizberea, tan dúctil, tan sutil, tan solvente?

Lo mejor de la comedia de enredos, lo mejor de la telenovela y  lo mejor del psicoanálisis nos deslumbran gracias a una Griselda Siciliani que ha adquirido tantos matices para la coloratura de su paleta que baña a todos con su iluminadora perfección para desnudar las imperfecciones.

Así como vemos rasgos de Tom Cruise en Nicole Kidman, es tan prodigiosamente diverso lo que logra la protagonista, que nos obliga a rendirnos no solo ante su don: por momentos imaginamos esas mismas líneas leídas por Adrián Suar y tenemos que reconocer la admirabilidad recódita de Adrián Suar, hablando a través de Griselda. 

Por momentos Esteban Lamothe puede parecer ese "potus" con el que en "Educando a Nina" Griselda lo ubicaba y elevaba: la debilidad hermosa que tiene la Siciliani con él nos obliga a quererlo con una ternura que en sus trabajos más "elevados" (por ejemplo los que hizo con Romina Paula) no nos despertaba. 

Y es que por más que Griselda Siciliani sea solamente la actriz protagónica, pone tanto de sí, que parece oficiar de titiritera que por leves momentos rompe la cuarta pared para fijarse si nosotros, sus hijitos pequeños deleitados, no queremos más torta antes del siguiente acto. 

Conocíamos desde hace mucho su cuerpazo, sus dotes para la comedia física-el slapstick-, lo bien que canta y lo bien que baila. Aquí tiene que ponerle el cuerpo a un personaje que cualquier otra actriz dejaría como cómico, odioso, exagerado, caricatural. Pero logra humanizar tanto el egoísmo superficial que terminamos advirtiendo la profundidad del egoísmo superficial. Tiene que hacer de narcisista hipercrítica frustrada y abre un espesor de sutiles y variables matices que le queremos regalar nuestro yo, nos sentimos identificadísimos. 

Porque asoma su amor en su odio. 

Porque transmite la veleidad emotiva para la cual seguimos siendo mayormente analfabetos. Trigonometría aprendíamos en la escuela, no a entender por qué estoy llorando de angustia si es supuestamente el mejor día de mi vida. 

No voy a spoilear las sorpresas que algunos críticos llamaron "previsibles": no se sostiene sobre ellas la fuerza de estos doce episodios. Como en el caso de Shakespeare, la serie tiene diversos niveles de lenguaje, llega a un público Neanderthal al que hay que remarcarle lo que cada personaje siente y decirselo reiteradamente, casi bordeando el clishé. O mejor dicho: partiendo de él. Así como el personaje quiere encajar en un estereotipo, metalingüisticamente la serie fracasa venturosamente en no lograrlo. 

Trasciende todos los géneros, los involucra convocándolos y fantasmeándolos con una naturalidad llana, que hace pasar desapercibidos los aciertos. 

No hay nadie que actúe mal, Quizá "Grande Pá" desentona por ser el que había actuado mal y ahora parece actuar demasiado bien, pero es un tema más de la construcción del guión que de Arturo Puig.

Es una serie hegeliana que aúna la perspectiva femenina con las contradicciones de los nuevos mandatos feministas ampliando la mirada y dándolo todo: las mezquindades, la maledicencia, no solamente la envidia. Es como si de una idea muy chiquita pero muy fuerte se lograra una plataforma de una fortaleza inquebrantable para explorar todo el arco iris de los espejismos emocionales. 

Reitero: la labor actoral de Griselda Siciliani es tan enorme, que agiganta y alienta actuaciones descomunales de quienes la secundan. A esta actriz radiante y dotada le faltaba mostrarnos su oscuridad, su desesperación, su desprolijidad. 

El dream team actoral que ya se lucía en "Educando a Nina" es como Palermo y Rodriguez Palacio, pero al revés que la lamentable historia xeneixe, como si pasaran de que los dirija Lavolpe a que los dirija Alfio Basile. 

La serie lo tiene todo, incluso la indispensable imperfección: la añorada posibilidad de verla, no pegado a la pantalla, sino como en los tiempos de la radio, en que podíamos dejarla de fondo mientras planchamos, mientras cocinamos, mientras entendemos que cada persona es un universo con escarpadas cúspides y valles abismales. 

El corazón está por encima de todo. Esta serie lo tenía todo para ser una pura y desopilante comedia permanente. Pero sale de la zona de confort.Si Griselda Siciliani explica que comprendió que el feminismo es ser la gran mujer detrás del gran hombre y una descollante Pilar Gamboa ríe, la seriedad trágica a la que la batuta de gestos nos redirige nos abre a una comprensión del drama de nuestra propia estupidez. Ya no nos reímos "de", sino  "con": ya nos reímos de nosotros mismos. 

Es el típico producto de la industria cultural que despreciaría Theodor Adorno y que nos hace comprender por qué tenemos que despreciar a Theodor Adorno.

Capas sobre capas de picardía, malevolencia, celos, ilusión, ambición, desafiante confrontación y sobreentendida reconciliación se superponen y se interrelativizan. Ágil, contínuamente digresiva, fértil en mostrar nuestra esterilidad, lujuriosa en mostrar nuestra necesidad de amor agazapada en el erotismo, dosifica la cuota de distanciamiento y de cercanía de una manera envolvente y acariciadora. 

Muy pocas críticas adversas ha recibido, muy tontas críticas en todos los casos: de ninguna manera deja de tematizar la serie las contradicciones de la mujer emponderada como ciertos comentarios afirman: que sea absurdo querer ser Susanita en esta época no es precisamente, mostrarse tradicionalista. 

Y sin embargo las críticas laudatorias se quedan cortas. Son críticas laudatorias a un mero estreno mainstream pochoclero que salió mejor de lo acostumbrado. 

Yo me atrevo a vaticinar que esta serie va a trascender el palmarés que se otorga a la calidad superlativa del nuevo divertimento de moda y se va a ir convirtiendo con el tiempo en una serie de culto. 

Tiene todos los condimentos para que así sea y los alimentos y el hambre. 

Muestra los susurros a través de las estridencias, se revuelca en el encono que era cariño encubierto que era infantilidad disfrazada que era progreso psicológico y que es todo a la vez y ya se me va a pasar, no es nada. 

Es a un tiempo la vida misma y la exageración pedagógica de la vida misma.


Si todas las obras de Esquilo y Sófocles y Racine se perdieran por una nueva erupción del Vesubio, "Envidiosa" bastaría para recordarnos qué son los sentimientos en su chatura misma y en la hondura que creemos advertirles. 

Me gustaría saber recomendarla mejor, con  un buen anticlimax cínico que descomprima, para que no parezca que he perdido mi integridad mental. 

Pero eso que querría lograr acá, lo logra la serie, desmintiendo con trepidante ritmo cada instancia anímica para pasar a otra, porque cada acontecimiento es una gota que es un océano que es una gota. 

Porque si esta serie le llega a los tobillos a aquellas grandes fábulas que ha desplegado en su historia el arte, como por ejemplo la leyenda de Lady Godiva, es tocada por el cabello de ella, y en una sola hebra está todo el ADN.

Véanla y van a ver que con el paso del tiempo esta serie va a crecer adentro de ustedes y adquirir una dimensión majestuosa. Todo lo absolutamente encantador es harto subestimable al principio, cuando creemos hacerle justicia, dándole el elogio canónico. 

Paula Giacomuzzi
Es muy buena. Recontra lograda..una sátira excelentemente bien actuada, un gran guion. Siciliani grita exageradamiente lo que otros sienten y callan, y detrás de eso las profundidades del dolor, junto con los mandatos y los miedos a los que cualquiera se enfrenta en esta vida..cada escena vale la pena. Excelente crítica..
Laura Tappata
No la vi. Pero después de leer semejante crítica, obvio que la voy a ver !!!
Sou Julieta
Me encantó la serie
2
Ever Roman
Mi frase favorita y muy de este perfil ficticio de un tal Martín Brauer, personaje de Adrian Suar:
"Griselda Siciliani explica que comprendió que el feminismo es ser la gran mujer detrás del gran hombre"
2

Liliana Perez
Gracias! La veré.
Simon Ratziel
La arranqué a ver ayer, muy buena...
Carla Astoquilca Zegarra
La vi anoche , tenía que ser argentina.Me encantó.

Maria Clara Orueta
Qué hermosa crítica!!! tan bonita como la serie misma.


Mario Ortiz Tartalo

Me encantó esta serie. Es como si hubiesen espiado la vida de una amiga soltera y +40 que tengo, porque la cantidad de similitudes con su vida real es apabullante. De tu crítica sólo te voy a comentar que creo que la mejor escena de Arturo Puig en esta serie es cuando se muere y hace de muerto. Sublime 👏👏👏👏👏👏


Andrea Steinman

Me encantó !!! Ojalá la segunda mantenga éste nivel.Es una orquesta donde todos tocan bien.☆
Julio Zoppi
Debo entender que te gustó? Ahora en serio, acabo de terminar de verla anoche y me sumo al team de las opiniones favorables, más adelante ampliaré como se dice, pero en resumen todo indica que se trata de un producto en el que todo lo que podía salir mal salió bien

Martin Gabriel Brauer
Julio Zoppi yo no sé en qué idioma enfatizar que me encantó
Julio Zoppi
Martin Gabriel Brauer Deutsche, Deutsche!!

Mariela Pena

La amé. Deliciosamente feminista, sin aspavientos, en el sentido de contar la historia desde otra mirada, trascendiendo el relato androcéntrico. Al fin una oda a la amistad femenina y a los lazos entre mujeres (madres, hijas, hemanas, compañeras de trabajo) en todas sus complejidades, con amorosidad, empatía, compasión con las debilidades, oscuridades y grietas Honesta, divertida, libre de moralinas y prejuicios. Un homenaje a la heroica tarea que tenemos las mujeres para vincularnos sorteando el lugar de competencia que nos asignaron cuando no entendíamos nada de nada. De sobrevivir para poder descubrir nuestros verdaderos sueños, deseos e identidades, de crear nuestra propia historia por fuera del cuadradito minúsculo que nos toco en la repartija del mundo machista, el de muñecas, madres, esposas de alguien. La amistad triunfando por encima de todo eso, sosteniendo, perdonando, riendo, salvando. Pilar Gamboa, con una organicidad que conmueve, y Siciliani con esa sensibilidad en la mirada, para mí un descubrimiento 🧡

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