Ojo con la fisiología del ojo

 



Resulta fascinante (me repito vanamente...)estudiar la fisiología del ojo como ejemplo de un dispositivo construído al estilo de improvisación y alambicado ingenio para atar con alambre los recursos de que se disponían.

El admirable paleontólogo Stephen Jay Gould aúna dos superlativas virtudes en sus textos: la posición política de defender al darwinismo mostrando su esencial divisoria de aguas con el creacionismo y el hacer entretenido e interesante un choclazo peor aún que el que toman en el parcial.

¿En qué consiste esta especificidad conceptual?

Nada menos que en reconocer las imperfecciones de la "Creación" como huellas inevitables del resultado de desvíos adaptativos que jamás obedecieron a un teleológico plan ex nihilo (el ejemplo más increíble que acabo de escuchar: una mujer tose cada 28 días y escupe sangre y después de años de estudios el médico descubre que dentro del pulmón ella nació con tejido uterino, siendo su tos no otra cosa que desubicada menstruación).


Jay Gould en su libro más ameno, "El pulgar del panda", afirma con respecto al ignoto libro de Darwin "On the Various Contrivances by which British and Foreign Orchids are Fertilized by Insects"(¡orquídeas británicas y extranjeras! Darwin se adaptó tanto a su ambiente nacionalista y victoriano y en su copernicano giro hirió tan pocas susceptibilidades, que solo habló del tamaño del pene "maravillosamente desarrollado" y "enrollado como un gran gusano que cuando está extendido debe medir entre ocho y nueve veces la longitud del animal" teniendo por referente a los cirrípedos): "Las orquídeas elaboran sus intrincados dispositivos a partir de los componentes comunes de las flores vulgares, partes habitualmente utilizadas para funciones muy distintas. Si Dios hubiera diseñado una hermosísima máquina para poner de relieve su sabiduría, sin duda no hubiera utilizado una colección de partes con funciones normalmente diferentes. Las orquídeas no eran obra de ningún ingeniero ideal; son ajustes provisionales hechos a partir de un juego limitado de piezas disponibles. Por lo tanto, deben haber evolucionado a partir de flores ordinarias".
El prepotente Marx (aunque en neurofisiología una acción "prepotente" es lo que a causa de una lesión cerebral no podemos inhibir) vivió a 25 km de Darwin, leyó "El origen de las especies" y comentó a Engels que le parecía insoportable el estilo inglés en el que estaba escrito, aunque no dejó de enviarle una copia de "El Capital". Darwin le respondió con una gentileza diplomática, arguyendo que ambos buscaban el conocimiento, si bien se disculpaba por no entender nada de economía (y su ejemplar careció de sus subrayados y marcas de lectura).


George Bernard Shaw creía en un socialismo de reformas graduales y no violentas, encabezado por los millonarios y no por el proletariado hambreado. Por eso, por preferir a causa de la ética, la teoría de Lamark, de todos los contemporáneos de la gloria de Darwin, es el único que escribe (en "Volviendo a Matusalém"): "Si muy pocos de nosotros han leído de cabo a rabo EL ORIGEN DE LAS ESPECIES", no es porque rebasa nuestra comprensión, sino porque desde un principio sabemos a qué atenernos y no queremos tomarnos el trabajo de enterarnos uno por uno de los innumerables ejemplos que cita el libro. Darwin llega a aburrirnos, como un hombre que insiste en probar su inocencia después de haber sido absuelto".



Recuerdo cómo los marxistas siempre se apresuran a poner el grito en la Tierra cuando uno compara un Estado con un organismo o alguna imperfección social con una enfermedad, creyendo que es manipuladoramente conservador sugerir que el sistema no puede modificarse tal y como no puede modificarse un cuerpo: ¿no es más intrincado el cerebro de un marxista en su funcionamiento biomolecular que sus ideas?¿no hay infinitas más revoluciones y redistribuciones en la evolución que en la monótona Historia? y sobre todo: ¿no abarca aspectos que antes llamabamos "bienes espirituales" cuyo reparto desigual es infinitamente más injusto que toda inequidad material?.



Schopenhauer escribe que la Naturaleza nos engaña para traer hijos al mundo, porque si obedeciera a un acto racional ¿cuántos chinos quedarían?.
Borges escribe que su cuerpo "emite uñas" y en Bernard Shaw vemos el embrión que sin duda leyó: "El primer acto del niño al entrar en el mundo es lanzar gritos de indignación, gritos que Shakespare reputó ser los más trágicos y lastimeros de todos los sonidos: con el acto de gritar empieza a respirar, otro hábito y no indispensable, puesto que el fin de la respiración puede lograrse de otra manera, como vemos en los peces de las profundidades marítimas; hace circular su sangre accionando la bomba de su corazón; pide alimento y en seguida procede a efectuar las operaciones químicas más complicadas con las materias que ingurgita; fabrica dientes, los elimina y los reemplaza con otros. Comparados con estos hechos habituales, el ponerse de pie y el andar en bicicleta son verdaderas nonadas, pues solo con pasar por el proceso de querer y esforzarse logra ponerse de pie, andar o montar en bicicleta, mientras que los demás hábitos, mucho más difíciles y complicados, no sólo no quiere ni se esfuerza conscientemente, sino que se opone a ellos con mucha energía".
(me sé de memoria cómo cambian de nombre las calles de Buenos Aires, pero algo en mí vomita de solo pensar en incorporar estos abominables nombres anatómicos)

Freud disfrutó más de leer a Darwin, en especial cuando su aversión a lastimar humanos lo inclinó hacia la investigación con animales (aunque cabe recordar que Darwin, a la manera de muchos ecologistas nazis actuales, declaraba en el prólogo que un simpático monito le parecía mucho más pariente suyo que un salvaje indígena fueguino-vale decir: lastimar a Paturuzú le hubiera dolido menos de lo que a los Kirchner les duele comerse el hecho de que el billete nacional de mayor valor sea un homenaje al genocida de los originarios ¿podrían sincerarse y producir el billete de $500 con el tehuelche que quieran o sería reconocer la inflación tan condensada en el precio del zapallito como la filogenia en los nueves meses de ontogenia?). No solo sus "orígenes" (míticos) son influjo darwiniano (por ejemplo, para Freud cuando el bebé nace, la respuesta a su berrido animal con una interpretación simbólica por parte de la madre, digamos"le aprieta el pañal", lo instituye como humano: si Freud hubiera sido católico hubiera dicho salvo en el caso de la Virgen María, que lejos de "denigrar" a humanidad al Unigénito lo eleva filiateológicamente a Nazareno).



En el ambiente de Freud estaba Darwin y entonces Freud lo resituó, tal y como en la migración de neuronas sucede, cuando un miembro amputado deja de enviar señales aferentes. Dijo que Copérnico nos había despojado de la ilusión de ser el ombligo del mundo, que Darwin nos había despojado de la ilusión de ser ontológicamente diferentes a los piojos y que él, sepultó la esperanza iluminista de que prevalecen motivaciones racionales en nuestro comportamiento.

Engels también había parangonado a Marx con Darwin al decir que Darwin descubrió la historia natural de las especies y Marx la historia natural de la economía, como si disparasen juntas ambas al igual que la inseparable dilatación de nuestras pupilas a diferencia de la excitación individualista de nuestros pezones.



Pocas cosas se parecen más a nuevos usos para antiguos sistemas de células que la evolución del lenguaje. La palabra "orquídea" proviene protuberantemente de "testículos": casi no hay etimología que nos diga algo actual y yo no diría lamarckianamente que es por el uso, como darwinianamente que es por mutaciones.

Para florearse contra la palabra científica tan insensible a los matices musicales, se necesita un oído poético. Estoy seguro de que quien me esté leyendo lo tiene, estoy seguro de que le hará ruido la siguiente formulación: La vía retino-genículo-estriada parvocelular y la cortical ventral están especializadas en el procesamiento de la forma, el color y la textura de los objetos, que permite su reconocimiento para una recuperación posterior de su significado. La vía retino-genículo-estriada magnocelular y la cortical dorsal están especializadas en el procesamiento de la localización y el movimiento de los objetos en el espacio
Una carta de Oscar Wilde pondrá las cosas en su lugar:

Al director de la Pall Mall Gazette, 30 de marzo de 1885

Muy señor mío:
Me aflige hondamente saber que la tuberosa se llama así por ser "una flor que tiene protuberancias". No tiene ninguna protuberancia, y aunque la tuviera, ningún poeta debería tener la impiedad de decirlo.

De ahora en adelante debe haber realmente dos etimologías de cada palabra, una para el poeta y otra para el científico. Y en el caso presente el poeta se fijará en las trompetitas de marfil en que rompe la blanca flor, y dejará al hombre de ciencia las horrendas alusiones a sus supuestas protuberancias y las revelaciones indiscretas sobre su vida privada bajo la tierra. Ciertamente "tuber" como etimología es vergonzante. Sobre las raíces de los verbos se puede dejar hablar a la Filología pero sobre las raíces de las flores se debe guardar silencio. No podemos permitir que destripe el Parnaso. Y, por lo que se refiere a que la palabra sea trisilábica, me hace acordar a un gran poeta que escribió:



And the jessamine faint, and the sweet tuberose,

The sweetest flower for scent that blows;

And all rare blossoms from every clime

Grew in that garden in perfect prime



En justicia a Shelley, cuyos versos cito, sus lectores reconocerán que me apoyo en una buena autoridad para hacer bisilábica a "tuberose".



Queda de usted su obediente servidor,

EL CRITICO QUE TUVO QUE LEER CUATRO VOLúMENES DE POESíA MODERNA



Analicemos qué le vio nuestro visitante ilustre Bill Clinton a Mónica Lewinsky.


En la retina de Bill Clinton existen dos clases de fotorreceptores, vale decir, neuronas especializadas para la transducción de los fotones a un patrón de descarga neuronal. Con la misma ingenuidad con la que se atribuye a alimentos de marcado isomorfismo genital el caracter de afrodisíacos, se suele creer que las personas de ojos claros son menos inmunes a la luz. Pero una cosa es la pigmentación del iris y otra la pupila, un agujero negro que es igual para todos, negro: si fuera verde no veríamos el color verde, de la misma manera que las plantas pueden recibir luz (ondas electromagnéticas de una longitud de 380 a 760 millonésimas partes de un milímetro) de todos los colores excepto del propio.

El negro es amigo de todos, no me refiero a una persona, sino a que mismo si nos vestimos de negro el calor será atraído y si nos vestimos de blanco estaremos más frescos, el blanco rechaza todos los calores y colores porque el blanco los contiene a todos.

Si una vaca es enfocada por nuestros focos automovilísticos o un gato, veremos plateada la bóveda de sus nervios ópticos: se debe a que al requerir resoluciones más nítidas que nosotros en la oscuridad, su fondo de ojo es plateado.

Pero si nos sacan una foto con flash y nuestros ojos salen rojos (y nos quedamos "con la sangre en el ojo") solamente se está reflejando la colorada pigmentación sanguínea de nuestros vasos capilares.

Los fotorreceptores de Bill Clinton se dividen en conos y bastones, lo cual suena a una papa (frita).

Los bastones, podemos recordar la "noche de los bastones largos" se asocian a la noche, porque sirven para ver en la oscuridad la diferencias binarias de luz-no luz, y su contraste, pero no distinguen colores, dando origen al apotegma de Terencio referido a los gatos pardos. A la noche todos los gatos son pardos , en la Noche de los Cristales todas las camisas son pardas y en la penumbra todos los daltónicos son normales.

Vista ventral de Mónica Lewinsky mediante bastones: la foto
prueba que solo para los bastones de los no videntes habría algo
de bello en ella

La otra categoría de fotorreceptores es menos sutil y necesita más brillo, tiene menos fotopigmento: por cada cono hay una célula bipolar y una ganglionar que pasan la información de los pixeles; en vez, la información promediada de 500 bastones es medulada y seleccionada por 50 células bipolares y toda esa síntesis pasa a una única célula ganglionar








En Part and Parcel in Animal and Human Societies, in Studies in animal and human behavior, vol. 2. pp. 115-195. Cambridge, Mass.: Harvard UP, 1971 (originally pub. 1950), el monista Konrad Lorenz (que siempre le reprocharía a Freud su dualismo) postula la pedomorphosis como biológica indicación de entrañabilidad: rasgos como la cabeza proporcionalmente grande, la nariz achatada, ojos grandes, cuerpos rechonchos y lo que Borges para Beatriz Viterbo denomina en el "Aleph" una graciosa torpeza

-me cuesta el bipedismo, amamantáme
Camille Paglia, considera en la misma línea de Konrad Lorenz que Mónica Lewinsky fue procesada por Bill Clinton a nivel cortical en el lóbulo occipital, temporal y parietal como "tragaleche" en razón de su mandíbula agradeciblemente grande y floja:

One reason I believed the Paula Jones story right from the start was because of the allegation that he [Clinton] demanded oral sex from her. Based on my long study of pornographic pictures and videos, I can easily see why Paula Jones would instantly produce a fantasy of oral sex. People kept saying, very ignorantly, "Oh, she's not very attractive -- what would he have seen in her?" Well, I can see very clearly she has this big wide mouth, and a lot of teeth, and there's a sort of slackness about her jaw -- which is what women porn stars develop when they learn how to relax their jaw muscles to perform great oral sex. I think that Paula Jones was at every stage a walking, talking advertisement for oral sex! So I was stunned when I first saw the pictures of Monica Lewinsky on every TV program -- the big wide smile, the nicely relaxed lips with all those teeth -- and I thought, Oh my God, here we go again!"?

En su conceptualización de la sexualidad infantil, Freud sugiere la génesis en el reflejo de succión y ubica la zona erógena fundante como bucolabial. Llega a afirmar que es de orden bucolabial el placer del beso en la boca, reduccionismo anatómico y funcional que ¡voilá! por una vez vuelve "psicologicistas" a los neurólogos calentones y atado a la anatomía localizacionista a Freud. Es como si cometiéramos el error de deducir que al haber en el mapa topográfico de la corteza cerebral menos representación cortical de los pezones que de las yemas de los dedos, el manoseador experimenta una sensación más intensa que la manoseada (hablando de lo cual: los pezones masculinos confirman en su inutilidad funcional a Darwin).


En rigor de verdad todo lo sexual es prehumano y la parte específica del cerebro que nos vuelve sapiens no necesita participar.


"Boca" en tanto objeto de nuestro estudio nos permite ilustrar esto con la teoría de la emoción de William James. El hincha de Boca, como todos intuímos, es hincha de Boca más por su mesonecéfalo, su bulbo raquídeo, su hipotálamo o su papá que por la corteza cerebral, corteza oximoronamente dadora de profundidad conceptual.


William James afirmaba que hay un sustrato concomitante biológico para las emociones y que no podemos pensar cosas tristísimas si sonreímos de oreja a oreja frente al espejo. Antes de que la neurobiología lo supiera, postuló un procesamiento del miedo previo a las facultades superiores: el sentimiento del miedo es anterior a la emoción del miedo: primero al ver a Cristina Kirchner el cuerpo se pone alerta, aumenta la irrigación sanguínea para todo lo que es motor y se suspende la digestión o incluso se elimina todo lo posible (cagarse en las patas a efectos de alivianarse), hay taquicardia, hay erizamiento del pelo, hay tensión muscular y recién después llega a la conciencia la percepción de todos estos síntomas y expresamos la emoción del miedo.


La pregunta que se hacía William James es ¿Boca es un sentimiento, no puedo parar o no será más bien que PORQUE salto, grito y participo de la horda primitiva cantando gruñidos prehistóricos y no puedo parar es que Boca es un sentimiento?.

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