Un reportaje DE Jorge Luis Borges

Jorge Luis Borges: -Gracias por venir, estoy tan solo y tan ciego que agradezco que me visiten los periodistas 


Martincho: -Le vengo a proponer una de esas inversiones de los términos que tanto gustaban a Oscar Wilde. Sé que estaba previsto preguntarle por "El libro de arena"pero ¿qué le parece si usted me hace el reportaje a mí? 


Jorge Luis Borges. -Me parece bien...¿cómo llegó a la idea de hacerme un reportaje?¿es por el dinero? 

Martincho: -No, para nada. Garpa mucho más cubrir la cantidad creciente de mujeres en las guardias que sufren la incapacidad de pelar con un cuchillo una palta...creo que empezó con un sueño: al despertar recordé vagamente al gato Beppo y empecé a pensar qué me quería decir ese sueño...al principio no me di cuenta que era hacer este reportaje, adopté un gato cachorro, revisé el golazo de tiro libre del "Beppo" Alonso en el primer partido de la Selección contra Alemania... 

Jorge Luis Borges: -Para hacerme este reportaje ¿se inspiró en reportajes anteriores que haya visto en colegas?¿cuáles fueron las principales influencias? 

Martincho: -Sin duda no hay periodista que pueda imaginar un reportaje de la nada. Me basé en el reportaje que le hizo Oriana Falacci a Henry Kissinger para la Revista Playboy, cuando el Nobel explica cómo jugó con la imaginería norteamericana y su ideal del hombre solitario que llega como un cow-boy... 

Jorge Luis Borges: -¿Cómo llegó a esta modalidad llana de reportaje? No veo fotógrafos, las preguntas son muy sencillas... 

Martincho: -En los primeros reportajes yo tenía la tendencia a hacer preguntas muy eruditas, era un periodista barroco, quería renovar al periodismo, propuse a los de mi gremio saber algo de la persona a la que iban a reportear...todos esos pecados de juventud me llevaron a la conclusión de que depurar la pregunta es una cortesía para con quien vaya a encontrarse con el reportaje 

Jorge Luis Borges: -¿Considera que este reportaje es el más logrado de cuantos hizo? Martincho: -No me gusta opinar sobre mis reportajes. No los vuelvo a leer jamás. No me gustan mis signos de interrogación, detesto verlos de nuevo. Sencillamente siento una necesidad interior de preguntarle a una celebridad si prefiere papel higiénico o bidet porque de alguna manera fue la vocación frustrada de mi padre. Poder preguntarle a alguien si come pepino porque busca un sustituto materno me hace sentirme justificado. Pero la ejecución del reportaje es lo que me mueve, no su ulterior éxito... 

Jorge Luis Borges: -¿Bernardo Neustadt lo marcó? 


Marticho: -De chico veía "Tiempo nuevo" y sin duda abrevé en aquello de "doña Rosa" y "no me dejen solo" en mis reportajes: ya se ha convertido en mi sello de marca, en mi latiguillo "no me vayan a dejar solo con doña Rosa". De los periodistas actuales no puedo opinar porque me interesan los clásicos. Günther Walraff, por ejemplo, cuando se disfraza de turco. El documental de Michael Moore. Me han dicho que hay un periodista peruano muy mentado, que halaga a sus reporteados: no quiero ser influido por aduladores. Es difícil mantener mis convicciones de escupirle a los entrevistados y ver qué sucesivas reacciones se van desplegando, creo que hay una riqueza mucho mayor en dejar que las primarias respuestas espontáneas-por momentos hasta prehistóricas-emerjan y permitan mostrar una faceta hasta ahora desconocida del entrevistado...


 Jorge Luis Borges: -Martincho, el tiempo en radio es tirano. En la mitología griega, en cambio, es un filicida antropofágico. Cronos devora a sus hijos. El tiempo es un tigre que me devora pero yo estoy rayado...¿no? Martincho: -Así es, pero le agradezco que hayamos podido contar con el refugio de una interacción dialéctica mínima: lo breve, si es pene, dos veces más grande debería ser, decía Gracián... Jorge Luis Borges. -Caramba, Martincho, recordaba la cita distinto, usted sin duda la ha mejorado...

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