En Rulfo hay una desesperada demanda erótica, en Kafka...en Kafka...¡sigue lloviendo, che!

 La verdad es que comparar a Rulfo con Kafka me hace poner la carita que puso la pobre JLo cuando después de que le dijeron que iba a tocar en el entretiempo del Superbowl le aclararon que compartiría el escenario con Shakira....

Kafka es un autor que suscribiría a todo lo que dijo Artaud sobre la servidumbre del cuerpo, sobre no sabés qué jugador hubiera sido yo si no hubiera tenido esta enfermedad, que se llama tener que comer, tener que cagar, tener un cuerpo.
Rulfo quizá no te parezca Brad Pitt pero exalta la dimesión erótica.
Recordemos únicamente esto de Pedro Páramo, cuyas siglas nos han dado aquella celebración carioca pe pe pe pepe pe...
¿Florencio? ¿De cuál Florencio hablaba? ¿Del mío? ¡Oh!, por qué no lloré y me anegué entonces en lágrimas para enjuagar mi angustia. ¡Señor, tú no existes! Te pedí tu protección para él. Que me lo cuidaras. Eso te pedí. Pero tú te ocupas nada más de las almas. Y lo que yo quiero de él es su cuerpo. Desnudo y caliente de amor; hirviendo de deseos; estrujando el temblor de mis senos y de mis brazos. Mi cuerpo transparente suspendido del suyo. Mi cuerpo liviano sostenido y suelto a sus fuerzas. ¿Qué haré ahora con mis labios sin su boca para llenarlos? ¿Qué haré de mis adoloridos labios?

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