Todos somos sus ahijados



Francis "Ford" (por John Ford) Coppola, para alguno de ustedes "uno de los novios de Leticia Brédice" es, sin embargo, conocido en EEUU como uno de los más grandes directores de cine de la historia.
Sin embargo, si vemos de cerca que se sintió obligado a filmar "El Padrino" porque debía fortunas a Paramount, su grandeza podría verse desdorada...o agigantada.
No cayó nada bien que defendiera a Marlo Brando como protagonista, que dijera que la duración del film era de tres horas, que insistiera en filmar en Sicilia y que superara el presupuesto además de retrasarse.
Le llegó la información de que la decisión de despedirlo estaba tomada.
Perdido por perdido, Cóppola sabiendo que Paramount despedía a sus empleados los viernes-para el lunes arrancar de nuevo con otro director-decidió adelantarse y despedir a casi todos, porque casi todos estaban en su contra.
Esto impidió que lo despidieran porque nadie tenía la menor idea de cómo seguir salvo él. Pero la Mafia agregó otra presión: había que eliminar las palabras "Mafia" y "Cossa nostra" y donar lo recaudado el día del estreno a la Liga ïtalo Américana de Derechos Civiles (dependiente de la mafia).
Paramount accedió.
La Mafia mandó a uno de sus hombres para asegurarse de que se cumpliera lo pactado.
Los actores se encariñan con este supervisor de la mafia.
Cóppola decide darle el papel de Luca Brassi.
Mario Puzo lo incorpora al guión padeciendo un gran síndrome del impostor. Para "El Padrino II" decide hacer un buen curso de guión para aprender el oficio: en el curso lo mandan a estudiar "el mejor guión jamás filmado" que resultó ser el que improvisó a partir de su novela él mismo.
El 15 de marzo de 1972 se estrenó "El Padrino", que había costado 6 millones de dólares. Solo en el finde del estreno recauda 30 millones y finalmente en el mundo 250 millones de dólares. Obtuvo 11 nominaciones al Óscar y ganó tres, entre ellos al mejor actor. Marlon Brando no se presentó, mandó a la novia indigenista.
Al Pacino confesó que también a él estuvieron permanentemente por echarlo pero quería a toda costa interpretar su personaje con lentitud. Inmenso talento técnico y astuta actitud estratégica permitieron el triunfo de esta gema.
No fue mafia.
Esta película y Apocalipsis Now demuestran cómo, además del talento del director, hay una serie total de imponderables que pueden arruinar un film o transformarlo en una joya que ni sus propios autores habían pensado en un principio... Lo curioso es que cuando Cóppola tuvo libertad para filmar le salieron cosas como Jack, Peggy Sue o Tetro (bueno, no solamente, también La conversación y La ley de la calle). Qué raro...

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