Una película de acción: la CGT
Si la dirigiera Adrián Suar, "El sindicato" sería el fin de su carrera.
Dirigida por un random, cuenta con todas las alegrías que nos dio Mark Walhberg desde que dejó de hacer publicidad para Calvin Klein y su carrera de músico. Que es un comediante dotado lo sabemos desde Boogie Nights y muy especialmente en sus dos gemas con Will Ferrer oficiando de padre ausente pero superheróico.
Halle Berry sigue siendo hermosa aunque no nos regale en esta entrega más que su rostro, de cutis tan suave a pesar de la caradurez de protagonizar este cúmulo de lugares comunes.
Mark Wahlberg carga con el peso de hacer valer nuestros pesos y lo logra. No hay buen guión, no hay romance, no hay más que ritmo y presupuesto pero Mark Wahlberg lleva la noción de "estrella" que hizo nacer James Stewart a un nivel que hasta ahora no tenía. Hasta ahora una "estrella" era solamente un actor que cobraba parte de las ganancias de la película, un actor al que el guionista tiene que proteger metiendo parlamentos que aclaren que coge fantástico o que si mintió fue por culpa de buscar la aprobación de su madre, etc. Una estrella era hasta ahora alguien que no necesita engordar doce kilos o ponerse una nariz fea, estudiar cómo no ven los ciegos o hacer la gran Daniel Day Lewis y vivir en la Villa 31 para entender la salvajidad en carne propia. Una estrella hace de sí misma.
Mark Wahlberg salva la película en la que actúa de salvar no se entiende bien qué del mundo, trayendo consigo todos los placeres que nos había deparado hasta ahora, haciendo que le digamos: -todo bien, churri, te olvidaste de que era nuestro aniversario, yo también casi me olvido, obviamente que no te compré nada tampoco.
Así que la película termina siendo mucho más entretenida que mirar cómo juega Boca Juniors.
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