Los muchachos de antes no usaban cianuro y encaje antiguo
Muy evidentemente basada en "Sunset Boulevard" de Billy Wilder, algo que solo observaron Raúl Manrupe y María Alejandra Portela, el guión que quiso hacer después de hacer "Los Chantas" en un lugar fijo José Martínez Suárez, se ambientó en El Tigre y de buenas a primeras contó con Mecha Ortiz. A quienes se sumaron "la Santísima Trinidad": Narciso Ibañez Menta, el legendario Mario Soficci y Arturo García Buhr (que iba a ser Pedro López Lagar). La chica estafadora-que nos recuerda a la estafadora de la remake de "Dos pícaros sinvergüenzas", Glenne Headly-iba a ser Thelma Biral y terminó siendo Bárbara Mujica.
En la remake de Campanella son dos, Clara Lago y Nicolás Francella, José Martínez Suárez vio con tristeza que nadie veía su película no solo porque todo lo había cambiado el golpe militar: porque no había un romance.
Considerada hoy una de las mayores obras maestras del cine argentino, una de las mejores comedias, recibió una millonaria oferta de Hollywood para venderles el guión, pero Suárez no aceptó: -solo si me muestran el guión de la remake.
Si esas fueran las condiciones tampoco habríamos vendido "El secreto de sus ojos" ni "Nueve Reinas" cuyas versiones norteamericanas conviene cubrir con un piadoso manto de olvido.
A quienes Graciela Borges les parezca infumablemente afectada, que haga de actriz olvidada que sigue declamando con solemnes pontificaciones les resultará gracioso en "El cuento de las comadrejas", que es la versión reciente con un excelente Luis Brandoni y un Oscar Martinez que nunca defrauda. El mayor plus de la segunda versión es Marcos Mundstock, que aporta malevolencias deleitables al guión.
Comenté a mis amigos que lo menos que se puede decir es que es la mejor película jamás filmada en el Tigre: justo cuando no encontraban la locación perfecta vieron una ideal y resultó más que ideal: resultó ser la casa -en Rincón de Milberg en realidad-del director de "Los martes orquídeas", Francisco Mugica, que marcó la consagración de Mirtha Legrand.
Pero mis amigos son ¡ay! la mar de pajeros. Prefieren "Convivencia" con un cameo gratuito de la cachucha de Cecilia Dopazo. Inútil hablarles de "Pubis Angelical", el tiempo y el olvido todo lo destruyen . Sofía Loren no es para ellos nada, encandilados por Lali. Tampoco en esta buena comedia es Sofía Loren, la rival, más que una fría estatua que envejece mal, según una mordaz Graciela Borges, que aceptó un papel para burlarse de sí misma y lo llevó a una hondura inesperada. También en "Cero culpa" Valeria Bertuccelli contrabandea iracundia y el desnudar frustraciones rara vez tematizadas en una comedia, también Grisedla Siciliani resemantiza gags para dotarlos de la seriedad con la que los vive la protagonista tan difícilmente querible, a la que no podemos dejar de amar tanto.
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