El panqueque de fainá namibio, una creación de Brauercheff
Ahora que no solo hay que contar las calorías, sino los centavos, les paso una receta para salir de apuro, bien barata y nutritiva: Panqueques de fainá.
Solo precisás harina de garbanzo. Según cuán ancho quieras tu panqueque de fainá le ponés, dos cucharadas, seis, ocho, las que vayas viendo, según el tamaño de tu sartén. La proporción para mezclar con agua es de tres a uno: tres tazas de agua por cada taza de harina de garbanzo.
Tenés que usar un aceite bien fácil de digerir y si bien es más caro, al ser untuoso y llenador, a la larga te va a rendir más el aceite de oliva-que además te retrotrae a Tales de Mileto, a la España conquistada por el Imperio Romano para plantar aceituna. Puede ser aceite de muchas otras cosas, pero el de girasol-que los gauchos judíos entrerrianos introdujeron para hacer que la milanesa desplace al asado-es más difícil de asimilar y no tiene omega 3.
Ponés primero el aceite de oliva a la sartén, después le tirás la masa de agua-harina de garbanzos y si te salió acuachenta no la dejás evaporar, tapás con una tapa de olla y le decís al agüita: te quedás ahí.
Podés darlo vuelta con el salto ornamental panquequísitco que usualmente es con manteca y en sartén de teflón, pero si no querés arriesgarte a despegar del techo los panqueques como me pasó, podés usar la vieja técnica tortillera (la llamo así porque me la enseñó una amiga lesbiana) de poner un plato encima de la sartén, volcar en el plato la masa y ahora cocerla del lado crudo. Todo esto tiene que ver con que sea crocante, si te la comés cruda no te pasa nada malo, de hecho para el relleno si te da, es mejor que la remolacha sea rallada y cruda, sus propiedades se aprovechan mejor.
Si para vos esa masa sola es sosa, le podés incorporar aji molido que es picantón a la masa y también cebollita de verdeo. Como en el caso del hummus, el garbanzo te va a aumentar las serotoninas, así que es un plato de la felicidad.
Una vez que la sacaste te recomiendo hacer como se come en Namibia-ahora ya sabés por qué tenemos restaurantes húngaros, chinos, de sushi japonés y tailandeses pero no africanos- poniéndole al panqueque poroto negro, remolacha, queso blanco, berenjena, todas cosas bien suculentas y proteicas que te van a dar energía para tu día, hacerte sentir liviano o una mujer ligera, y te van a ayudar a desintoxicarte de las porquerías que consumiste cuando no me hacías caso a mí.
Podés ponerle mango y menta, hacerlo dulce, podés ponerle lo que le pondrías a una pizza.
Animate a hacer la fainá en sartén y en un santiamén te improvisás una comida saludable que también juega con los colores y te entra por los ojos. Si no te animás, en el horno y en el molde te va a salir más cantidad y podés invitarme a paladear tu primera experiencia con recetas Brauercheff y te ligás una clase de alemán gratis, que es lo segundo que más amo hacer después de...cocinar (que en alemán se dice "cojen").
Importante recordatorio para hipocondríacos: si orinás con sangre después de este delicioso plato, recuerda que eras mortal, recuerda que eres mortal, recuerda el púrpura del caracol teñidor que fundó la primera civilización hace cinco mil años y sal del labernito de Creta decretando: recuerda la remolacha...
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