La vanguardia extremista es mi tía abuela
Frente a la corriente de pensamiento que condena la ortodoxia del clasicismo de un cánon de belleza dado y lo tacha de kitsch, vemos un rescate de la esencia bien dosificada de la hermosura en la vanguardia que se aparta del concentrado puro y logra que lo insoluble fluya haciendo devenir con distanciamientos cínicos el sentimentalismo empatizable pero no desgarrador, la sensiblería entendible pero no chillona, mixturando los efectos estéticos y generando un paradójico equilibrio clásico, pese a la romántica pretensión de llevar todo a un extremo.Las memorias del director de cine alemán de quien Billy Wilder abominaba ("tuvimos una semana horrible en esta familia, vamos a distraernos de la enfermedad de la abuela y los problemas financieros yendo al cine a ver "La angustia corroe el alma"), se intitula "Dormir podré cuando esté muerto".
Parece la frase de un cocainómano dispuesto a todo, a seguir el lema de Barthes "es mejor arder que durar".
Y sin embargo quien visite un pueblito pacífico y manso alemán ve que nada es más tradicional que seguir ese lema. El invierno impide a los alemanes una laboriosidad outdoors, de modo que planifican qué industriosidad intramuros ejercer: en doce domingos aprendo a tejer. Y se compran el kit y se dsicplinan, madrugando perversamente el día del descanso. Un sábado se puede aprneder a hacer mesas, el domingo está prohibido martillar.
En el sentido literal, dado que "martillar" significa en alemán hacer el amor, siempre fueron más directos que la cultura anglo, para la cual es "desatornillar" (to screw)
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