Si no aprendiste alemán de chiquito, estás en el hornito rinco

Les recuerdo que la "Fundación Me Hacen Felices Los Niños" brinda becas y si ustedes tienen primitos, sobris o peques oriundos de no preguntamos dónde que quieran aprender conmigo alemán, ahora pueden por solo 5 mil pesos la hora reloj aprovechar la plasticidad neuronal y que a esa edad son como esponjas, no para lavar con ellos los platos.
El fliyer salió con una errata y los mandé a imprimir de nuevo. Lo que ofrezco son clases particulares online o a domicilio y también grupales. No "gripales", desinfecto toda la casa si viene un mocoso.
Pasemos ahora, sí, al reporte de la más reciente, reciente, el Germanmonday está presente...
Acabo de dar una clase a un chiquito cordobés, muerto de risa por cómo le enseño el caracter aglutinador de la lengua alemana. Inventamos postres insólitos: fondue de cola de zorro, torta de pata de elefante-que objetó porque el talco puede resultar indigesto.
Así que aprendimos nombres de animales y partes del cuerpo-que en el caso de los animales se nombran diferente, así como nuestro "rabo".
Verbigracia: John Holmes, actor porno y verdadero animal tenía un flor de pedazo de rabo.
No mencioné como ejemplo a John Holmes porque la madre se queda ahí vigilanteando la clase con la excusa de oficiar de sacapunta-cosa que el niño sabiamente rectificó: no ha de decirse "sacapunta", sino "ponepunta".
La presencia de la madre me pone los pelos de punta-es elegante y de punta en blanco que haya ido por ese lado después de lo que veníamos hablando- y me saca las ganas de hacer chistes lúdicos hasta que en algún momento me salen igual, momento en el que el gurrumín ríe expansivamente y la madre se regocija de que a su hijito aprender un idioma tan abstruso y encarajinado como el alemán le resulte tan inesperadamente delicioso.
Entonces no se detiene mucho a preguntarse cómo logré hacerlo reír, si explicando que escapamos usando a un tiburón de lancha hasta el Japón porque los clientes de la torta de pata de elefante querían su dinero de regreso.
Hay que lograr un delicado equilibrio entre lo que los padres creen que es la infancia y lo que es la infancia en realidad.
Para la madre uso todo tipo de elementos lo más irrealistas posibles, tipo dibujito animado, por ejemplo, si el pibe arma al revés el sustantivo compuesto, "Schwanzfuchs" en lugar de "Fuchsschwanz", le digo que lo que hizo fue hacer un monstruo que tiene zorros en la cola y no una cola de zorro.
La madre ríe porque hablé de un imposible ser mitológico, como la Hidra de los pantanos de Lerna, a la que le creía una nueva cabeza cada vez que Hércules le cortaba una.
El niño ríe desde un lugar muy distinto, muy nítido, muy realista. Pide detalles respecto del pelaje, relaciona con lo que sabe de los carpinchos duchándose, no tiene la menor idea de que la salamandra es imaginaria y el ornitorrinco real, no puede entender esa lógica adulta.

 

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