Bob Dylan, el Spinetta gringo
Hay dos grandes indispensables pilares para que el coloso Bob Dylan pudiera existir. Woody Guthrie, como modelo de cantante que denuncia, quien fuera cancelado por el maccarthysmo al considerárselo una amenaza comunista y el productor John H Hammond que cimentó la fama de Count Basie, Billie Hollyday, Benny Goodman, Peete Seeger, Aretha Franklin, Bruce Springsteen, Stevie Ray Vaughan y sigue la larga lista.
Bob Dylan fue su último hallazgo y al lanzarse el primero de sus discos-nada bueno, nada exitoso-se dijo que había perdido la brújula y había dejado de ser ese infalible descubridor de talentos. El segundo disco de Dylan, que contiene canciones consideradas entre las mejores de la historia, acallaría estas reconveniencias.
Si alguien es fan de Dylan y me quiere ayudar, genial. Me han encargado una clase sobre el trovador laureado con el Nobel de Literatura y es mucho lo que preciso aprender. Parece ser que la profundidad de sus letras obligó a Los Beatles a hacerse más complejos. Parece ser que fue considerado la voz de su generación y un sabio y profeta y él solo quería ser como Elvis (con esa voz).
Es reanimante ver que todo lo que uno haga para el orto se olvida, así que siempre hay que intentar. Lo primero que saltó a mi vista al investigar su vida y su obra fueron sus más altos éxitos, pero a medida que me adentro en la completa discografía, literatura que escribió y filmografía, advierto cosas pésimas que ya nadie menciona.
Cuando se le pregunta por qué se cambió el nombre dice que hay gente que nace de padres equivocados, con un nombre que no es el verdadero.
Se ha convertido al catolicismo-por la novia de turno- y ha financiado al equivalente judío del Opus Dei a lo largo de los años. Optó por el folk, pudiendo hacer rock por encontrar en el folk un modo más amplio de expresar la soledad, la melancolía y la trascendencia.
Cotejando sus declaraciones y registros documentales advertimos que no solo tiene en común con Borges el amor a ese recurso denominado "enumeración caótica": es también un gran macaneador. Se inventa historias sobre su identidad como Balzac y como Joseph Roth. Su talento es intermitente, su seriedad me deja muy asombrado. Su humor siempre se funde con lo poético y su poesía siempre está a punto de rozar el clishé pero lo elude. Admiro la convicción que tiene como performer, nunca nadie estuvo tan seguro de salir al escenario. Se puede comparar a Sui Generis en el sentido de que la flautita, o en su caso, la armónica, atravesaron kilos de baterías de guitarras eléctricas y formas de creer que eso es la fuerza.
Es encantador llamándonos a la mala conciencia, me pregunto si habría triunfado sin ese charme indulgente y masajeador con sus mensajes de denuncia tan furioso.
Te puede gustar su música o no, te puede parecer original su estética o no. Que tiene agallas, es algo que nadie puede negar. Y la valentía es algo que siempre vamos a admirar en cualquier época, en cualquier circunstancia, en cualquier criatura.
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