Orson Wells, el realizador de lo magistral no realizado
El 6 de mayo de 1915 nació el director de la considerada mejor película de la historia. Basada en la vida de Wiiliam Randolph Hearst y narrada con anarquía cronológica como Faulkner y Browing. RKO le había extendido un cheque en blanco tras ver su éxito al entreverar realidad y ficción leyendo por radio "La guerra de los mundos" de su pariente, H. G. Wells. "Citizen Kane" fue un éxito para la crítica pero no de público.
Borges escribía críticas de cine entonces y consideró a "El Ciudadano" con la pretendiosidad grandiosa de mala categoría. Nada que ver con una maravilla como el "To be or not to be" de Lubitsch. Orson Wells leyó la crítica de Borges y dijo que no le interesaba lo que dijera de su cine un ciego.
Como Bob Dylan, Orson Wells fue uno de los primeros en odiar a Woody Allen, que en "Manhattan Murder Mistery" homenajea la escena de los espejos, amén de llamar al que creyó su hijo biológico Dylan.
Como Kenneth Branagh, Orson Wells sustentó todas sus colosales invenciones en una nutrición shakespeareana.
Perseguido por el tan admirado gobierno de Kennedy por comunista, se vio obligado a realizar toda índole de rebusques-papeles de ogro con su voz de tenor, papeles de actor-para financiar sus proyectos.
Sus obras maestras-como las de Buñuel, que nunca fueron en su exilio mexicano- fueron americanas (La Dama de Shangai).
Siendo el mejor director de cine de la historia-de acuerdo a la crítica actual-careció de financiamiento y aceptó trabajos infames para conseguirlo. La escena brillante del baño turco en "Othello" se debió a que no había conseguido ni salvar la ropa, de modo que decidió recitar los parlamentos brillantes prácticamente en pelotas. Tenía ideas excelentes que nunca pudo concretar. Cuando fue vecino de Chaplin, que salía con una mujer bastante más joven y era vecino de Nabokov, pensó que "Lolita" fue inspirada por el gran genio del cine mudo. Le dijo a Chaplin que tenía el proyecto de hacer una película sobre Landrú, el asesino de mujeres ancianas a las que hacía bastante feliz ante de matarlas. Chaplin le dijo que la iba a filmar e hizo "Moniseur Verdoux". Well le dijo que no tenía problema en que la filme siempre y cuando ponga "basado en una idea de Orson Wells", Como Cortázar con "Blow Up", hubo que resolverlo en un juicio.
Si Messi es el mejor jugador de fútbol, no podemos decir que hubiera sido grande en algún otra cosa. El caso de Orson Wells es muy diferente. Es el director de cine más grande de la historia. Pero tardó en aprender técnicas para filmar, empezó como actor. Ya como director al explicar su interpretación de por qué Iago es malvado en "Filming Othello" supera como crítico literio a Samuel Johnson, a Francis Bacon, a Harold Bloom y a W.H. Auden.
"F for Fake" explica "El queso y los gusanos" de Carlo Guzburg mejor que Carlo Guinzburg.
Fue un genio de una curiosidad omnívora que tuvo sin necesidad de un Marqués de Queensburry que te acuse de posar de sodomnita su visita al otro lado del jardín.
Como artista, no se posicionó del lado de quienes románticamente todo lo sacrifican a la Musa, prefería el amiguismo.
Poseía el don del sarcasmo que rara vez va de la mano de la credulidad infantil y la visión con vuelo insobornable. Habló de a cuántas manos estaba de estrecharle la mano a Napoleón. Usó "Rosebund", la palabra épica como broma secreta referida a una vagina. Fue plagiado con devoción por Hitchcock, quizá el alma que más lo continúa. Vivía su vida como si la vida no fuera una burocracia cotidiana, sino la posibilidad de un lienzo permanente en el que bajarse sorpresivamente los lienzos.
Como en el caso de muchos otros artistas así de amplios no hay que centrarse en sus obras, sino en su mente, en todo lo que no llegaron a plasmar pero no importa. Porque nos enseñan a vivir con amplia sed por exlorar disparates grandiosos y a consolarnos de todas las películas que no existen, imaginándonoslas...

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