Las lecciones del desastrado partido de Boca


 Las lecciones que nos deja el desastrado último partido de Boca:

1) Sé ambicioso: es más glorioso ser rechazado por Scarlett Johansson con una audacia versera nunca vista que ser rechazado por la gorda en silla de ruedas a la que nadie pretende. Esto se desprende de haber estado a punto de ganarle al Benfica y a punto de empatarle al Bayern. Estar a punto de ganarle a este equipo semiprofesional neoceladez no merece ni un murmullo de aprobación. O sea ni "a".
2) Menentiel llevaba un gran peligro para la argentinidad: admirar a la uruguayidad. Miguelo decidió compensar metiendo al paralítico gentrificado de Cavani. Ya no hay xeneixe que pueda cantar loas a La Banda Oriental.
3) Es mejor ser Pamela David que ser Pamela Goliath
4) No hay conductor, no hay gambeteador, ni hay clima de camaradería. Sabemos que Russo echó a Rojo en las inminencias de la gran obligación de hacer siete goles. Cuando Argentina fue por tercera vez campeón del mundo, el grupo era pura risa compartida, injustificable, inexplicable, inmotivada, pero risa al fin. En Boca no hay nada parecido. Hay un Riquelme encargado de destruir a cada otro posible ídolo y de delegar a cada DT dar la cara para una purga
5)Sin un rival temible, Boca no sabe atacar. Lento, parsimonioso, previsible, sin luz y sin sorpresa. Miguel Angel Russo ganó fama como gran estatega, pero siempre fue excesivamente defensivo. La Copa Libetadores que ganó fue mérito de Riquelme. Ha metido insistentemente pésimos cambios ante el Benfica y ante el Bayern: defensivos y con pésimos jugadores.
6)"Piensa que de algún modo ya estás muerto" escribe Borges en un poema de autoayuda. Si salimos a jugar sabiendo que ya hemos sido eliminados, podemos tener algún consuelo. No tenemos que justificar por qué nos queremos a nosotros mismos, una obligación narcisista universal ajena a toda preocupación moral . No tenemos que hacer nada por amor o por ambición o porque el regalo de estar vivos es agradecible en lugar de un martirologio. Boca terminó jugando ya sabiendo que estaba eliminado. No jugó bien, porque no había cómo,pero tuvo más velocidad: el alivio de no tener ya responsabilidad alguna. Soy el hijo bobo, del que se hace cargo la familia

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