Recibí tantas felicitaciones por mi necrológica dedicada a Beatriz Sarlo, que me han pedido que trate de hacer lo mismo con David Lynch. Conocí a David Lynch en Puán cuando me anoté en un seminario sobre Juan José Saer. Físicamente era más bien semejante a una mujer diminuta. Yo no había visto "Eraserhead", pero sabía que Mel Brooks, que quería filmar "El hombre elefante", nunca filmaba sus proyectos serios para que no se asociara con su nombre una expectativa de risas. Las razones de Mel ¡que lo sobrevivió! para escoger a Lynch fueron que "Eraserhead" dentro de su pesadillesco mundo oscuro tenía un espesor narratológico perfectamente estructurado. "El hombre elefante" fue filmada muy convencionalmente y fue un éxito. David Lynch despertó desde el comienzo lecturas encontradas. Es como si hubiera llevado al cine un ideal de Godard para crear atmósferas valiéndose de este medio que combina imágenes y música pero que puede honrar a David Hume y n...
El día que Marilyn murió, Billy Wilder aterrizaba en Paris y cinco periodistas le preguntaron cómo fue filmar con ella. El director contó lo que contaba siempre: -Llegaba tarde, solo se interesaba por salir perfecta aunque hubiera que repetir las tomas y ya los otros actores salieran peor, tenía severos problemas con el alcohol, las píldoras que tomaba por su problema ovárico, los barbitúricos y la melange mental por estar siempre entre amores, queriendo ser tomada en serio (hizo "La princesa y la corista" con su propia productora para redimir su imagen de rubia tonta y Laurence Olivier le decía "limitate a ser sexy"). Olvidaba sus líneas aunque fueran de dos palabras, costó retrasos en el rodaje donde cada día cuesta miles de dólares, me generó una serie de enfermedades nerviosas que sufro desde entonces...sin que cambiara en nada su timing innato para la comedia, nos hacía estar con la infumable esposa de Strasberg como mentora y supervisora en el plateau, teníamo...
El principal mérito de "Argentina'78", la miniserie documental de cuatro episodios que puede verse en Disney podría insólitamente vincularse a "La vida es bella". Al menos en mi clave interpretativa, la laureada película de Benigni no es una banalización del horror que pretende vendernos un mensaje edulcorado conformista, sino una manera potente de obligarnos a ver el horror al dosificárnoslo con abundante terciopelo, ingenio, cuentos de hadas y ternura. Siempre se le imputa a un documental acerca del horror del exterminio sistemático por parte del aparato del Estado, del secuestro, de la tortura, del robo de bebés, de la deprivación incluso de una fosa el ser unilateral. Puede ser unilateral hablando de la complicidad cívica, puede ser polémico reeditando la teoría de los dos demonios. Este documental goza de dos líneas narrativas que buscan confluir pero que tienen su realce singular muy diferenciado. La gesta gloriosa del proyecto de Menotti y el buen fútbo...
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