Georg Steiner y la olvidada indulgencia moral
Si excluimos a Susan Sontag, muy deudora de la crítica francesa, Harold Bloom es el mayor crítico literario norteamericano de la historia: nunca escribió ficción.
Su rival nunca escribió un ránking, aunque estaba atentísimo a no hacerlo y a diferenciarse. George Steiner privilegia a Homero por sobre Shakespeare, el ídolo máximo de Bloom, no sin ser un experto absoluto en Shakespeare, a quien enseña con experticia sensible en numerosos de sus cursos.
En LOS HERMANOS KARAMAZOV se pone en cuestión la autoridad posible de Jesús en un sentido muy nietzscheano. Nietzsche considera que Platón quiso decir lo que el cristianismo pero las masas no pueden entender semejantes abstracciones: requieren un ídolo de carne para que se comprenda el mundo suprasensible. Como decía Schopenhauer, solo el genio como él puede advertir que la vida es espantosa sin necesidad de experimentar en carne propia el dolor.
El diablo tienta a Jesús e insiste en que la humanidad se gobierna con el pan -NO SOLO DE PAN VIVE EL HOMBRE-se resiste Jesús, no solo de milagros y de la autoridad.
Dostoievsky-según Nabokov, un mero teatral- termina diciendo que si Dios no existe todo está permitido y Lacan, hegelianamente, sentencia que al contrario, nada está permitido: la ley solo es posible si hay una prohibición.
En todo lo antedicho, Jesús no aparece como un descontracturado respecto del Antiguo Testamento, no busca con mayor piedad esto de perdonar siempre: antes bien es una sobreexigencia imposible. No matar al enemigo, nos pide inmanentemente Moisés. No nos pide no pensar que es un hijo de puta. Jesús pide amar al enemigo, porque todos somos uno. Pide no matarlo en nuestro corazón.
Jesús, el mayor espiritualista, rompe con todos los dualismos, pese a lo que cree Nietzsche de la afinidad entre platonismo y cristinanismo. El cristianismo quiere que en cuerpo y alma nos consustanciemos. Las torturas al cuerpo son penicilina espiritual: si el mero cuerpo insiste en pecar y en odiar, que muera. No hay cartesianismo para el cristiano: al alma tiene que dominar al cuerpo. Un alma inmortal que puede sacrificarlo.
George Steiner escribe una novela injustamente olvidada referida a un Mossad que atrapa a Hitler.Una provocación majestuosa. Que deja chiquita a la frase de Bloom NO CREO EN LA RELIGIÓN DE SEIS MILLONES DE JESUCRISTOS.
Hitler hace su apología y acusa a Jesús, Freud y Marx de exigir mucho más a la humanidad de lo que puede. Que es el argumento de Satanás. La superexigencia es mucho peor que un ocasional genocidio porque cada generación tiene que proponerse amar al enemigo y eso está por encima de sus posibilidades. Freud tampoco nos pide algo que seamos capaces de hacer, y Marx exige un ideal de justicia completamente poco intuitivo. Es un chantaje, lo define Steiner, una superexigencia, que vuelve juego de niños a una Shoa nada a contramano de la animalidad recuperadas por Nietzsche y Freud.
La última gran acción del Imperio Austrohúngaro fue el funeral del Emperador Francisco José y George Steiner se regocija de que su padre abrió la ventana y le dijo: -ESTÁS VIENDO DESFILAR A LA HISTORIA.
Y agrega que se siente afortunado no solo de la curiosidad abierta que su padre fomentó, sino muy especialmente que haya siempre podido ver desfilar a la historia pero únicamente desde la ventana...
Su rival nunca escribió un ránking, aunque estaba atentísimo a no hacerlo y a diferenciarse. George Steiner privilegia a Homero por sobre Shakespeare, el ídolo máximo de Bloom, no sin ser un experto absoluto en Shakespeare, a quien enseña con experticia sensible en numerosos de sus cursos.
En LOS HERMANOS KARAMAZOV se pone en cuestión la autoridad posible de Jesús en un sentido muy nietzscheano. Nietzsche considera que Platón quiso decir lo que el cristianismo pero las masas no pueden entender semejantes abstracciones: requieren un ídolo de carne para que se comprenda el mundo suprasensible. Como decía Schopenhauer, solo el genio como él puede advertir que la vida es espantosa sin necesidad de experimentar en carne propia el dolor.
El diablo tienta a Jesús e insiste en que la humanidad se gobierna con el pan -NO SOLO DE PAN VIVE EL HOMBRE-se resiste Jesús, no solo de milagros y de la autoridad.
Dostoievsky-según Nabokov, un mero teatral- termina diciendo que si Dios no existe todo está permitido y Lacan, hegelianamente, sentencia que al contrario, nada está permitido: la ley solo es posible si hay una prohibición.
En todo lo antedicho, Jesús no aparece como un descontracturado respecto del Antiguo Testamento, no busca con mayor piedad esto de perdonar siempre: antes bien es una sobreexigencia imposible. No matar al enemigo, nos pide inmanentemente Moisés. No nos pide no pensar que es un hijo de puta. Jesús pide amar al enemigo, porque todos somos uno. Pide no matarlo en nuestro corazón.
Jesús, el mayor espiritualista, rompe con todos los dualismos, pese a lo que cree Nietzsche de la afinidad entre platonismo y cristinanismo. El cristianismo quiere que en cuerpo y alma nos consustanciemos. Las torturas al cuerpo son penicilina espiritual: si el mero cuerpo insiste en pecar y en odiar, que muera. No hay cartesianismo para el cristiano: al alma tiene que dominar al cuerpo. Un alma inmortal que puede sacrificarlo.
George Steiner escribe una novela injustamente olvidada referida a un Mossad que atrapa a Hitler.Una provocación majestuosa. Que deja chiquita a la frase de Bloom NO CREO EN LA RELIGIÓN DE SEIS MILLONES DE JESUCRISTOS.
Hitler hace su apología y acusa a Jesús, Freud y Marx de exigir mucho más a la humanidad de lo que puede. Que es el argumento de Satanás. La superexigencia es mucho peor que un ocasional genocidio porque cada generación tiene que proponerse amar al enemigo y eso está por encima de sus posibilidades. Freud tampoco nos pide algo que seamos capaces de hacer, y Marx exige un ideal de justicia completamente poco intuitivo. Es un chantaje, lo define Steiner, una superexigencia, que vuelve juego de niños a una Shoa nada a contramano de la animalidad recuperadas por Nietzsche y Freud.
La última gran acción del Imperio Austrohúngaro fue el funeral del Emperador Francisco José y George Steiner se regocija de que su padre abrió la ventana y le dijo: -ESTÁS VIENDO DESFILAR A LA HISTORIA.
Y agrega que se siente afortunado no solo de la curiosidad abierta que su padre fomentó, sino muy especialmente que haya siempre podido ver desfilar a la historia pero únicamente desde la ventana...

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