SUPERMAN IV: un film de cuarta


 Entre las muchas películas que jamás debieron ser filmadas, Superman IV se lleva las palmas. 

Fue tal la grandeza de SUPERMAN I, que fue lo mejor que hicieron cada uno de sus hacedores, que tanto el director primero, como los productores, como el actor se consideraron el padre de la criatura. No hay duda de que el presupuesto abultado, el mayor hasta ese entonces, contribuyó con la insistencia en efectos especiales realistas, tanto a la perfecta entrega del público a la representación como al despido del despilfarrador director. Sin el director amado por Gene Hackan, el coguionista Thomas Mankiewicz y Margot Kidder, SUPERMAN II y SUPERMAN III dirigidas por el director de los Beatles y amante del slapstick Ricard Lester, traicionan la inmensa innovación de tomar en serio una historieta barata otorgandole una dimensión profunda y humana al personaje: piedra de toque para el BATMAN de Tim Burton , EL HOMBRE ARAÑA  de Sam Raimi y eventualmente el BATMAN de Christopher Nolan, que recupera la privilegiada importancia del villano por sobre el héroe.

La película es la contrapartida de la primera, que contó con muchos milagros: la necesidad de Marlon Brando, la irrupción inesperada del mejor compositor de música para películas, la consagración de un desconocido al que solo querían para secundar como protagónico a dos estrellas villanas pero resultó ser un gran actor oriundo del teatro.

Tenía todo para triunfar: sin los productores pérfidos, Gene Hackman y Margot Kidder entienden que su amado Christopher Reeve tiene mucho control y vuelan a ser parte. Reeve exige como cláusula además de seis millones de dólares, que filmen un proyecto que tenía entre manos antes, cosa que hacen, siendo un fiasco pero siendo el primer papel de Morgan Freeman. 

Es algo muy similar a NUNCA DIGAS NUNCA JAMÁS, la Bond que contó con muy poco del equipo original Bond, salvo la caripela del actor original y sirvió para lanzar la carrera de Kim Basinger.

Tras fracasar con SUPERGIRL, si bien políticamente hay que reconocer que fue el primer papel de superheroína hasta CATWOMAN, veinte años después, los productores venden por cinco millones los derechos de Superman a una productora de películas cual máquina de hacer chorizos, que la había pegado con Stallone y Chuck Norris, pero andaba a los tumbos coqueteando la bancarrota. 

Christopher Reeve insiste en que en el guión, Superman tiene que querer lograr la paz mundial en las Naciones Unidas, por lo que da un discurso ingenuo que nos recuerda al de TIEMPOS MODERNOS. Es un discurso no muy convincente pero sí muy bien interpretado. El guión pudo haber explotado lo buen actor que era Reeve-veasé DEATHTRAP-, pero optó por explorar a un hombre contruyido a partir de un pelo de Superman, su némesis, un episodio de vejez prematura que la Warner exigió cortar, un triángulo amoroso con Mariel Hemingway que también se recortó y efectos especiales muy malos, que incluyen la reconstrucción de la muralla china con extras yankees.

El fracaso del film significó el colapso de la productora y logró que Reeve olvidara este papel e hiciera otros, entre los que recordamos el de LO QUE QUEDA DEL DÍA


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