Verter la elocuencia de un clásico a nuestro presente


 


Como Salinger, con THE CATCHER IN THE RYE, como Hermann Hesse con DEMIAN, la trágica adolescencia halló expresión para las torturas existenciales de su corazón en el WERTHER de Goethe, llegando a haber suicidios miméticos, profundamente identificados con el enamorado no correspondido.

Esta obra, a través de la cual Goethe se desembaraza de su propio dolor por el rechazo de su enamoradora, lo lanza al estrellato como poeta y novelista idolatrado que prefigura desde el STURM UND DRANG al romanticismo. Más que buscar que los lectores purgen y objetiven sus emociones a través de una representación artística, la catarsis parece haber sido propia, y el pasaje al acto del público: desde que pudo poner en palabras y mirar con distancia su tomenta emocional, Goethe abrazaría el clasicismo, cultivaría la razón y la medida temperada, predicaría su versión personal de ataraxia y budismo, su áscesis cerca de la Naturaleza y las piedras, a través de silenciosas caminatas. Lejos de validar, fomentar y legitimar las redundantes, machaconas y sintomáticas prédicas desmelenadas de la exaltada WELTANSCHAUNG que buscaba un retorno a las tradiciones religiosas y una ampliación emotiva de la Ilustración, Goethe abraza las ciencias, se consagra al estudio de la botánica y descubre estudiando incisivamente odontología, nada menos que el premaxilar.
Son sus actitudes mesuradas, su cosmopolita saludo a Napoleón, su encuentro con Beethoven, su amistad con Schiller, su saludo a Heine, su interés por el idealismo en la tertulia de la madre de Schopenhauer; son más que nada las anécdotas biográficas que constituyen una imagen de tolerancia y serenidad la que lo ungen como máxima figura de la literatura alemana, más que su lírica. Los faustos llegan, pero no podemos afirmar que por su FAUSTO.
En el poema LA JOVEN NOCHE, Borges se rinde ante su don y versifica su saludo a un poema de Goethe:
Ya las lustrales aguas de la noche me absuelven
de los muchos colores y de las muchas formas.
Ya en el jardín las aves y los astros exaltan
el regreso anhelado de las antiguas normas
del sueño y de la sombra. Ya la sombra ha sellado
los espejos que copian la ficción de las cosas.
Mejor lo dijo Goethe: Lo cercano se aleja.
Esas cuatro palabras cifran todo el crepúsculo.
En el jardín las rosas dejan de ser las rosas
y quieren ser la Rosa.
El poema de Goethe es Gottesdämmerung, los versos ALLE NÄHE WIRD ZUR FERNE: toda cercanía deviene lejanía, fueron escandidos en el marco de la efervescencia por el descubrimiento de Oriente. Macpherson, poeta fracasado, había hecho la gran Ameghino, y declaró haber hallado un fósil, un antiguo mansucrito de Ossian, presunto poeta persa, cuyos poemas impostó, así como César Tiempo fingió ser una prostituta en VERSOS DE UNA PUTA POLACA y recibió ofertas de matrimonio y redención. Daniel Baremboim llama a su orquesta que toca a Wagner en Jerusalem, con el título del poemario de Goethe, DIVÁN DE ORIENTE Y OCCIDENTE, buscando unir a israelíes y palestinos de otro modo que el actual y bajo tierra. Pero esto ya nos llevaría a informaciones de otro tenor.
EL TRISTÁN FRANCÉS se le dice a la ópera basada en la antedicha novela epistolar de Goethe compuesta en cuatro actos por Jules Massenet, en razón de que una dificultad parecida a la que le presenta TRISTAN E ISOLDA de Wagner, le aparece aquí en "Pourquoi me reveiller", el área más conocida de la obra, al tenor, hablando de noticias de otro tenor, preguntándose a la manera del comienzo de THE WASTE LAND de T S Eliot por qué lo despierta el viento de la primavera, si es todo una mentira ese florecer. Es lo más famoso de la ópera, aunque lo mejor sea el solo de Charlotte, en nuestro medio, Carlota, que ocupa un lugar protagónico mayor que en la novela en esta adaptación. Massenet consigue, como el francés que adopta su nombre de pluma alemán, Stendhal, germanizar su tradicional refinamiento galo para convertir en ésta, a su obra maestra, con prevalencia melancólica de la tonalidad en re menor. La burla a su tono medio y sutil de otras producciones decía que sus peronajes cantaban con feble ternura muelle su más acérrimo y visceral odio. Si bien en Francia los productores declararon su desinterés por un tema tan triste y la ópera debió ser estrenada en alemán en Viena, su éxito de crítica y de público no tardó en engrosar las filas de los motivos de orgullo para La Patrie. La apuesta a la emoción contenida, que apela a la inteligencia del espectador queda en evidencia con el coro navideño en sol mayor, lleno de alegría cuyo eco llega interpretado por los niños, cuya inocente ajenidad a la conciencia de la realidad del suicidio del protagonista conmueve más profundamente al ser un sentimiento que resonamos y razonamos en nuestra rectificadora mente.
Todos estos puntos de contacto entre Massenet, que cultiva un aura mediocritas como el Goethe postWerther, pueden exacerbarse afirmando que es LOS SUFRIMIENTOS DEL JOVEN WERTHER y no DR. FAUSTUS la obra maestra también de Goethe, pero no soslayan el abismo de un siglo entre la producción de una obra y su ulterior pasaje a la ópera lírica. Para evitar ser presa de una revisita meramente historiográfica a un clásico entendido como pieza de museo, un tercer tiempo, hegeliano sirve de puente, un tiempo contemporáneo a BOQUITAS PINTADAS, novela no menos emotiva y epistolar: la adaptación al año mil novecientos treinta muestra las aristas atemporales y lo representativo de esta representación: es la tragedia del obcecado, no solo del testarudo por amor: el militante negador, el más pintado hincha de Boquita, el Einstein que rechaza la existencia de agujeros negros: el cabezadurismo que emana no de la cabeza: el corazónblandismo, que impide que las evidencias de la realidad lo endurezcan, lo hagan entrar en razón y le abran los ojos.
Descoocidos y desparejos, Massenet y Goethe requerían que explique quiénes son.
No precisa lo mismo el querido Rubén Szuchmacher, que nos convida a deleitarnos este domingo ensanchando nuestros horizontes con su sempiterna y prodigiosa máquina del tiempo ida y vuelta a las cinco de la tarde, a la siempre contemporánea hora del clásico, desde el Colón: https://teatrocolon.org.ar/en-vivo/

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