Poner las barbas en remojo por la profundidad
Durante el rosismo hubo bigotes postizos porque mostrar la adhesión a La Mazorca presuponía bigotes.
El Tarzán de las historietas, a dierencia de los gorilas y monos con los que se cría es IMBERBE, como llama Perón el 1 de mayo de 1974 a los barbudos izquierdistas para decirles "pendejos" (nuevo vello púbico).
La CIA, en uno de sus miles de intentos de atentar contra la autoridad de Fidel, le envía un bolígrafo con un producto químico para quitarle la barba, convencida de que perdería carisma.
"Sostiene Pereira" muestra el afeitado de un bigote como toda una pronunciación identitaria.
Detalles que parecen meramente cosmetológicos contienen la potencia de una ideología porque íntimamente sabemos que la potencia de nuestra ideología es igual de epidérmica y capilar. Hannah Arendt demostró que Eichmann estuvo a punto de ser masón y por determinado soplo de determinado viento casual se hizo nazi.
Freud lo explica mejor en "Enamoramiento e hipnosis": el enamorado introyecta al objeto de deseo como ideal del yo: si me calienta Leila Leimone empiezo a creer en las Fuerzas Del Cielo,
Nada es más profundo que la piel: bigote, barba y depilación definitiva son no menos trascendentes que años de militancia cultivada.
Por eso puede que Dios exista si regás tus orquídeas y no dejás de regarlas. Vivimos en la corteza de la Tierra y somos humanos por la corteza cerebral. Todo lo que puede parecer superficial, podría ser la parte más evolucionada...
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