Buena peli pasatista

 La tan disfrutable FRENCH LOVER basa su enésima reversión de Cenicienta en un giro de tuerca deleitable: la aristocracia no disfruta de los hábitos de la realeza y abraza los ideales proletarios.

Todo el simulacro y la vida sobreprotegida se problematizan. El protagonista, al verse sinceramente cuestionado por una mundana con sentido común, quiere impresionarla y renuncia a sus dobles de cuerpo.
La comedia francesa parece americana: no hay ninguna razón para un final feliz salvo el hecho mismo de que se trata de una comedia. Muy disfrutable la ferocidad retórica gala usualmente existencialista y militante, aquí cooptada para una comedia americana.
Y sin embargo hay aspectos que no escapan al proletariado y el amor de la izquierda a los obreros: esta comedia francesa romantifica la pobreza idealista.
Es una modalidad utópica en la que no se milita por Cuba, sino por limitarse a vivir por el sandwich y la Coca.
La felicidad no depende del dinero ni del prestigio.
Se eleva en la dignidad del orgullo personal compartido.
No me vas a obligar a comer la parte de la pizza que siempre dejo. No me vas a imponer el modo en que el papel higiénico debe aparcer en el baño.
Ya que no podemos resolver la crisis del Medio Oriente, sí voy a decidir por vos si pinchar o no los chorizos en el asado.
Toda una Weltaunschauung sobrevuela en el cotidiano romántico.
Omar Sy, gran protagonista del bruto ante el refinado en "Amigos intocables" y la versión afroamericana de Arsenio Lupin, deslumbra con su interpretación en esta comedia idealista en la que carga sobre sus hombros muchas ambiciones insólitas de Belmondo. Frente a toda una corriente de la cinematografía francesa basada en el existencialismo y el suicidio o contrastar a Pierre Richard con Gerdard Depardie, es harto celebrable este apropiarse de recursos yankees para dotarlos de ambigüedad, sutileza, cero mojigatería y altivez deprimida.