Goldie Hawn: la secreta heredera de Marilyn: la bomba sexual que condescendió a la comedia


 Muchos grandes autores son olvidados por no haber sellado su identidad en una obra famosa. Nadie recuerda a Groussac. Nadie recuerda a Alfonso Reyes.

Existe el peligro de que el talento de Goldie Hawn, deslumbrándonos junto a Liza Minelli, deslumbrándonos con Woody Allen en "Everybody say I love you" pase desapercibido porque no tuvo su "The Mask" como Cameron Diaz o su "Basic Instinct" como Sharon Stone. 

Quizá sea "Overboard" de Garry Marshall, no por ser de las mejores comedias, sino por ser de las protagonizadas por su gran amor, el mejor ejemplo para realzar su singularidad. 

A la manera de "El groncho y la dama"se despliega en esta comedia un amor que trasciende las identidades que habitamos: incluye los sueños y la recreación.

En esta película nos encontramos con la fábula de Mark Twain en "El príncipe y el mendigo"y los mitos homéricos de Penélope reconociendo a Ulises, resignificados por las dos versiones cinematográficas de "El regreso de Martin Guerre" con Gerad Depardieu y Richard Gere.

Habitamos diferentes identidades y no somos el mismo para el carnicero que para la amante. Pero hay algo extraordinario si logramos el afecto tanto del carnicero como del amante.

Goldie Hawn es querible, aunque sea una norteamericana y Argentina odia a EEUU.

Nos recibimos en la univeridad con títulos y credenciales sociales que son nada comparadas con la facultad de ser dignos de genuino afecto.

Goldie Hawn merece el mayor de los premios de la academia y de la vida: el de ser muy querida.

Quien merece amor de una singularidad antes desconocida también regala una pedagogía emocional que nos valida a amar como no sabíamos que podíamos.

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