Picada con Lisandro
Tal vez el secreto para mantener una amistad en la que se dicen las cosas de frente por duras que sean y en las que se comparten las más vulnerables sensibilidades, exponiéndose a desaveniencias sea verse una vez cada catorce años.
Mi reencuentro con Lisandro, con su tortilla casera, con su lujuriosa picada en su hermosa casa que hace las veces de estudio de su pareja pintora, con el libro que me regala, "Borges, sus días y su tiempo" de María Esther Vázquez, se caracterizó por algo que siempre me pasa con los interlocutores que más inteligentes me parecen, cuyos intereses más me fascinan: que para cada comentario que me hacen se me disparan diecinueve posibles respuestas. Así, al elogio de Martín Caparrós, pude hablar de "No velas a tus muertos", del Premio Planeta, del arreglado Premio Planeta "Valfierno", pero opté por contar que remedé el animal de dos espaldas con Paloma, una egresada de Letras que se pasó a valores a Caparrós, o sea: es como si de alguna manera interposita persona me lo hubiera garchado. El chisme nos llevó a hablar de la ulterior esposa argentina de Zizek, a la sazón novia de Caparrós. Como yo partí de contarle un monólogo sobre cumbia de Martin Pugliese, Lisandro me refirió que en las crónicas de viaje de Caparrós aparece la cumbia como múltiplo común de las diversas regiones. Hablamos del plagio de Stendhal en su crónica de viaje, advertido porque copia una errata:
BIOY: Comen en casa Borges y Wilcock. Hablamos de los plagios de Stendhal y de Coleridge. Acerca de los de Stendhal en Rome, Naples et Florence, mi hipótesis es ésta: Stendhal procede como una persona que es ante todo un escritor. Lo más importante para él es el libro que tiene entre manos; más importante que su reputación moral, su deber hacia los colegas, etcétera. El libro, en este caso, es una suerte de viaje por algunas ciudades de Italia. Si él no puede proporcionar alguna parte del material útil y lo encuentra en un libro o en una revista, lo toma. ¿Por qué no reconoce la fuente? Porque lo que más aborrece es un libro erudito; porque tiene un ideal de naturalidad y de frescura, al que continuamente se conforma. Sin duda, para estos fines es más conveniente decir: ‘Me encontré con el señor X, un individuo curioso, que me contó tales anécdotas’, que reproducir las anécdotas y poner al fin Edinburgh Review n°55. Aspira a no ser librezco”. (Lunes 29 de octubre de 1956).
Recordamos charlas de Alejandro Rozichner, una de Gonzalo Garcés imaginando un poema eurocéntrico machista de Kipling resignificado por Joni Mitchell, hablamos de Pola, de cómo arruinó un apellido tan chic-y a este respecto de cómo me mandó un mail gastándome una de sus bromas crueles.
Hola Martín,
te escribo porque me siento un poco rara de pulular por tu blog así, a todo nombre (no del mega pianista vindicado por pablo, es klar). Por eso, no pretendo censurar tus ditirambos, pero hmmm, sería mucho pedirte que usaras Pola O. o srta.pola cuando quieras mencionarme?
bueno, un besito, por la lealtad peronista blogger!!
po
You say I took the name in vain
I don't even know the Name
Leonard Cohen, canción Hallelluia,
-"Te censuraron el sketch en el que hablás de pedofilia y das nombres"
- "No dimos nombres, sólo dijimos "El Papa"
Woody Allen en "Crímenes y pecados"
Julieta: -Oh, "Montesco" ¿en qué parte de tu amado cuerpo está tu odiado nombre que nos separa?
dobeliu Shakespeare, Los amantes de Verona
Si como el griego afirma en el Cratilo...(JLB)
Hola Po (¿como el río italiano?) o Lady Cavendish o Pola O. o Melpómene Mag (???) o señorita pola (¿no te habías casado?) o como quiera que te llames o como quiera que sea que quieras que yo te llame,
entiendo perfectamente tu sentirte rara y te confieso que usaba tu nombre y el de Marina Mariasch pensando que obedecían a un patrón similar, a saber, personas que se fingen frívolas y adoran que se mencione su nombre no importa dónde ni cómo ni por quién (tal como afirma Dale Carneguie en "Cómo ganar amigos"), dado que soy a gran honra un namedropper compulsivo anche inofensivo.
Pero tu "ethos discursivo" suena a persona sensatísima y además, para decirlo en lenguaje inmobiliario, "tenés garantía en Capital" por ser tan buena como amiga de Cecilia Szperling.
(además: me tratás como si yo fuera una persona sensata, lo cual constituye el más alto favor)
No necesito decir lo acariciadoramente humorísticas de mis intenciones, salvo que admito que referirme a ciertas aparentes intimidades dando nombres puede incomodar y admito también que me tomé muchas impunidades con tu nombre y abusé sexualmente de él sólo por atribuirte una magnanimidad o desdén olímpico o ególatra vanidad o lo que (bo)lúdicamente fuere que no presupusiera cartas documento.
(A mí no sólo no me molesta que usen mi nombre para lo que sea: ni creo SER mi nombre ni estoy imbuído de la insensata monomanía de poder controlar a todos los que se dispongan a distorsionarlo, it's beyond my control: mirá todas las idioteces que están diciendo de Obama).
Entiendo que google y la facultad de que mis pelotudeces de estudiantina no se vean reducidas a cinco personas del Centro de Estudiantes, sino que puedan subirse a la red en un blog para que millones de personas puedan leerlas (aunque terminen siendo igual cinco o seis que pasan de considerarme canchero y divertido a ordinario e intimidante) confluyan en un inesperado peligro: una lucha por hacerse un buen nombre y cualquier taradito puede enlodarlo calumniosa y difamadoramente-o una coloca un pseudónimo y un chusma ignorante descorre el velo de nuestro apellido postal, o civil o físico o como corresponda ahora decir y una se siente expuesta, por algo se sigue diciendo "se le vio hasta el apellido"et caetedra-
Como dijera en Matrimonio del Cielo y el Infierno William Blake: "El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría porque nunca sabremos cuánto es suficiente hasta que no sepamos cuánto es más que suficiente".
Lo que no entiendo realmente es si Oloixarac es o no tu verdadero nombre. Si lo es, aparentemente sos la única persona del mundo con ese apellido, lo que nos tiene levemente intrigados a Pablito Contursi y a mí.
(¿o era Caracciolo? Por las dudas, infiriendo que esa fue la novedad a igualdad de factores restantes que motivó tu mail, ya lo retiré del post en cuestión)
Nada más lejos del espíritu que anima mis violentos ditiRAMBOs que importunarte: yo profeso una diversa admiración hacia tu ciclotímicamente políglota personaje y a tu persona de la vida real , demasiado real, no la conozco en absoluto ni le querría producir incomodidad alguna.
En lo sucesivo supongo que mi obediencia alemana hará que para caminar con pies de plomo no te mencione más, pero si no resistiera la tentación (esto es: si necesito para determinado chiste más o menos acerca del campo cultural argentino un nombre-símbolo que signifique "minón") me aseguraré de mencionarte como me lo pedís "Pola Oh" o "srta. pola"-de manera de evitar sustos en tus autogoogleos levantándote horrorizada las enaguas como una monja violada-.
(en este país el juez sigue preguntando a una mujer violada: pero usted...¿cómo estaba vestida?)
No dejes de explicitar inequívocamente qué te haría sentir mejor: que borre las menciones en posts anteriores, o sólo el apellido o que deslinqueé tu blog o lo que quieras vos, a mí realmente NO me ha reportado innumerables beneficios hacer nada de esto y si encima te causa malestar, prefiero no dejar la inacción que es la cordura, según Borges en "El Golem".
También dijo Borges cuando le preguntaron por qué no emigraba de la dictadura argentina "la censura es la madre de la metáfora".
Así que no temas censurarme ni pedirme lo que sinceramente y con confianza te hiciera (los hiciera)más feliz/más felices.
retribuyo tu besito de lealtad, pero como ex-alemán que se hizo argentino por opción para votar a De La Rúa e impedir que Duhalde llegue a la Rosada, o sea: supergorilón recontraboludazo.
Nadie definió mejor al peronismo que Fogwill (¿nuestro Houllebecq?)en "ADN" del pasado sábado y quizá ahora, en instantes, en el Malba lo repita: ser patoteado en nombre de un discurso por personas que íntimamente no creen en él-
Martín
Posdata: ya que estamos me encantaría saber qué sí te gusta de mi blog, como para ir mejorando de a poquito la puntería y que no sea una insultante afrenta, sino un mimo verbal grato saludarte en el futuro.
Posdata II: ¿algún remedio casero sugerido para este resfrío de P...adre y Señor Nuestro?
Querido Martín,
Empiezo coito more ferarum –por atrás:
Lo que me gusta de tu blog es lo que aprecio de la gente inteligente: es divertido, plantea asociaciones imposibles (tu trademark), tiene el modus operandi de un sainete, y está salpicado por todas partes (eyaculador!) de observaciones librescas de finísimo calibre. Yo tengo una idea-deseo de la literatura, de lo que yo quiero que sea, que para decirlo en un slogan sería massive entertainment for overeducated people. Borges lo es, Nabokov, tu blog y mi novela (pronto en librerías!), entre otros, lo son. Sasí.
No protesté antes porque, siendo una chica, me resultaba pacato protestar contra los usos y abusos sexuales a los que sometiste, falocentrista, mi nombre. Pero como me gusta leer tu blog, y detesto la idea de gente que pide referencias familiares para saber de alguien (no digo que lo hicieras, pero el episodio me remitía a eso) me permití flashear mal al respecto. A mí me gusta el bamboleo del mundoblog, me gusta dejar la ventanita abierta y que cualquiera diga lo que quiera, quiero decir que disfruto ese pequeño caos y peligro que acecha –pero me repugna la idea de la identidad personal que se inquiere y se investiga y se busca relacionar con una referencia, como cuando digo sillón y señalo Luis XV. Por eso te escribí, y podrán decir que soy un soñador pero no soy el único: (...)sino preguntale a tu papá que yo fui alumna suya en Metafísica. Aunque bueno, jamás (juro ante los evangelios nietzcheanos) participé en clase, y solía llegar tarde.
Te mando un beso, gracias por tu sensible mail,
po
Hablamos de cómo a veces una autoridad nos sirve para actuar porque ese quién nos lo dijo nos pesa: verbigracia, Barthes agradeciendo las "sabias" palabras de Lacan ("mándelo a la mierda")
Barthes atormentadamente enamorado de un muchachito decide recurrir al ipsissimo Jacques Lacan. Éste no comprende que se tratará de una consulta puntual y le da turno para dentro de diecinueve días. Llega el encuentro cumbre y Lacan, que parece tan enrevesado y tirado de los pelos, ininteligible y hasta estafador intelectual (según Chomsky y casi toda Norteamérica), le dice las cinco palabras que titulan este post: -Sobre todo, deje caer a ese jovenzuelo.
Barthes comenta a su amigo Escari: -C'est étrange que des mots aussi banals, aussi plats, on pu avoir sur moi un tel effet, imediat, radical: j'ai fini la relation et me suis mis à écrire "LE DISCOURS AMOREUX".
(fuente: Raul Escari)
y otras nos sirve para saber que ni aunque me lo diga Einstein lo pienso hacer: Yo trabajaba como agregado cultural de la embajada polaca de Washington. Ese fue un período difícil para mí; estaba decidiendo si rompía o no con el régimen comunista polaco. Einstein era, por supuesto, un exiliado en Estados Unidos, y yo lo busqué como autoridad. Un día, en vez de ir directamente de Nueva York a Washington, me desvié y fui a Princeton. Por supuesto, sabía que Einstein vivía allí. A pesar de mi sentido de la ironía, mi naturaleza buscaba a alguien a quien reverenciar, a quien alabar. El pelo blanco de Einstein, su rompevientos gris en el que llevaba abrochada su lapicera, sus manos y su voz suave, se adecuaron a mi necesidad de una figura paterna, un líder. Era una persona absolutamente encantadora, cálida. Se opuso a que me convirtiera en emigré. Me respondió en un nivel emocional, diciéndome: "No puede romper con su país, un poeta debe aferrarse a su país natal. Sé que es difícil, pero las cosas tienen que cambiar, no seguirán como hasta ahora". Era optimista y creía que el régimen pasaría. Como humanista, suponía que el hombre era una criatura razonable, aunque mi generación veía al hombre más bien como un juguete de los poderes demoníacos. Así que salí de su casa de Mercer Street y me alejé en el auto un poco atontado. Todos nosotros anhelamos la más alta sabiduría, pero finalmente tenemos que confiar en nosotros mismos.
(de Nobel a Nobel, p. 183, Czeslaw Milosz, Confesiones de escritores, poetas, Los reportajes de the PARIS REVIEW, Editorial El Ateneo, Bs. As, 1997)
Hablamos del humor como providencial forma de pensar espiando a traves del agujerito de la cerradura y que no debe sindicárselo ni a la burla ni necesariamente a la risa.
Nos preguntamos por qué no se caían bien entre sí Nabokov y Borges, ídolos de Martin Amis. Ambos rechazaron a Freud. Nabokov diciendo que no es de su agrado que le pasen mitología griega por los genitales.
Lisandro se dispone a recitarme un poema de su compañera, pero se abstiene porque sabe que va a llorar si lo recita. Le recuerdo una carta de Oscar Wilde desde la cárcel en la que dice que no se vaya a creer que los mejores días son aquellos en los que no llora: los días en los que no llora son los que se ve obligado a renunciar a la sensibilidad y tener el corazón de piedra.
Me cita a Kropotkin y hablamos de la memoria emotiva de Stanislavsky. Hablamos de la polémica Lish en torno a Raymond Carver.
Hablamos de lo que nos produjo Borges y qué pena que nadie más nos lo produjo. Digo que para algunos Paulo Coelho es así de orgásmico, envidiablemente. Me dice que las modelos de los 70 decían que leían a Borges y no era cierto pero las de ahora dicen que leen a Coelho y sí es cierto.
Hablamos de cambios de ideología y cité "Enamoramiento e hipnosis" de Freud que afirma que el enamorado introyecta a su objeto de deseo como ideal del yo: si me enamoro de Bin Laden no es que le perdono que tire abajo las torres, sino que me parece ideal que lo haga, el objeto de mi deseo es mi código moral: la calentura puede hacerte comunista o liberal.
Debatimos largamente sobre la estupidez del eufemismo progre y las etimologías, recorrimos la historia del kirchnerismo, comentamos los epítetos homéricos de Jorge Asís, hablamos de Sarlo, nos preguntamos por Oscar Wilde y su acaso voluntario deseo de terminar en cana (como Verlaine y Cervantes). Ponderamos la historia del cristianismo, me sorprendió comiendo jamón y le referí cómo vinieron con jamón los sandwichitos de miga del cátering de mi Bar Mitzwá y que lejos de ingresar yo al judaísmo, expulsé a los tres rabinos que se los devoraron. Me explicaron que se puede comer jamón y te perdonan si es para salvar tu vida o si es que no sabés que estás comiendo jamón.
Me pregunto si el criterio rabínico rige para la prohibición de los curas de tener sexo. Desesperado de soledad, tenés sexo para salvar tu vida. Entonces no es pecado. Tampoco condenan a la chica a la que te garchás, no peca porque no siente nada, no se da cuenta de que está teniendo sexo....
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