Sobre Brecht
Durante su ascenso como una de las mayores y eternas figuras iterarias y teatres, Brecht se enfrentó personalmente a Hitler y se burló se sus pretensiones de acuarelista. La paradoja es que la puesta en escena y oratoria (aprendida, artificial) de Hitler lo superaron en eficacia.
Desconfiando de la aristotélica purga para objetivar emociones de la que se habla en la "Mímesis" griega, Brecht buscó un teatro sin identificación ni catarsis. Un teatro para pensar, no para sentir. Su actualidad acartonada,y panfletaria demuestra que la emoción es más rica.
"Leyenda del surgimiento del Tao Te king durante el caminio al exilio de Lao Tsé" es el mayor poema de Brecht negando marxianamente al genio individual y rescatando al hombre de a pie.
Brechto no sucumbió a deslumbrar verbalmente a la Comisión de Actividades Antiamericanas, como sí Oscar Wilde procesado. Se hizo rotundamente el idiota y zafó.
La piedra de Rosetta fue un hallazgo napoleónico que permitió descifrar jerogríficos egipcios pero no en seguida. En cambio, "El Código Enigma", quebrado por el padre de la computación, Turing, fue más fácil de descifrar porque cada mensaje temrinaba con "Heil, Hitler".
Brecht es uno de los ás grandes líricos alemanes de la historia. Pero en tiempos de Hitler pudieron prohibirse en Alemania sus obras. Las del judío Heine, por el contrario eran tan populares, que las dejaron y dijeron que eran de autor anónimo.
Salvo en "la mujer judía", Brecht nunca consideró que la víctima de Hitler fuera el judío. Creía que era el obrero. Una idea que reaparece en Agamben y está también en "Dialéctica de la Ilustración" de su enemigo intelectual Adorno y Horkheimer.
Brecht escribió "Die Dreigroschen Opera" contra una burguesía a la que asimilaba a un gángster, que lo aplaudió rabiosamente (por ejemplo Roland Barthes en el estreno parisino). Esta negación del público a la denuncia del autor lo resemantizó y ungió.
Después de ver "Santa Juana" de Bernard Shaw, Brecht comprendió que se puede hablar de la realidad del presente con figuras del pasado y escribió "Galileo Galilei".
La recuperación de Villon por parte de Brecht se vincula a su alegría por vivir en un sentido inmanente y mundano. Fue marxista pero no podía ser pesimista. Fue comunista pero gozaba de vivir sin mala conciencia. Brecht expresaba con tanta felicidad la denuncia que no fue infeliz.
En "El artista como lugarteniente"-imitado por Pezzoni para exaltar a Borges-Adorno en pos de Valery desmantela la dicotomía entre artista comprometido y artista puro.
Brecht, su contínuo antagonista es el único innovador a la vez popular.
En "Contra la seducción", escrito como Nalé escribió "El grillo", de taquito y distraídamente mientras se ocupaba de algo más ambicioso, Brecht se muestra mucho más ateo que Nietzsche, que conserva deidades de otras raigambres y adora al creyente Dostoieveski.
Brecht, según Reich Raniki, el mayor cr´tico alemán de la historia, instrumentalizó el comunismo para usarlo de plataforma de su obra. Hannah Arendt no lo ve así pero deplora malas radiografías del nazismo, que no hambreaba al obrero.
Propongo dividir a nuestros admirados artistas en dos categorías: aquellos que podrían haber escrito otras obras, ninguna de las que conocemos y su talento reverberaría. Y aquellos que han hecho obras extraordinarias medio sin enterarse de cómo carajo hicieron. Entre los segundos está Cervantes y José Hernández, Dante y Homero.
Entre los primeros Kafka, Shakespeare, Brecht, Shaw, Wilde, Chesterton, Mozart, Picasso.
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