Brigitte Bardot, la nueva polémica que enfrenta el Gobierno
"Lo primero que me llamó la atención de Brigitte fue su porte, la forma de erguir la cabeza como una reina y la curva de su talle. Tampoco se me pasó por alto su peculiar visión de las cosas. Hay mucha gente que mira, pero que no sabe ver.
Su madre llevaba el cabello castaño bastante corto. Tenía unos hermosos ojos almendrados, la nariz fina, el rostro terso, una boca delicadamente dibujada aunque injustamente tratada por el hábito de reprimir su sonrisa y de morderse la lengua, cosa que le confería un aire severo. En general ofrecía un aspecto joven y fresco, poco corriente en una parisiense de su posición y de su edad (estaba a dos años de cumplir los cuarenta). Por lo demás, no se parecía en nada a su hija: la educación y las marcas de clase se habían encargado de sofocar su naturaleza. En cambio Brigitte era pura espontaneidad brotando como un manantial.
-Usted comprenderá que Brigitte tiene una edad en que apetece probar todo lo que es nuevo y, como una simple prueba tampoco la compromete a nada, no he creído conveniente impedírselo
Marc (Allégret)me presentó: -Roger Vadim, autor de guión. Es perezoso, impuntual y tiene demasiado talento para su edad.
A lo que Briggite había respondido con una carcajada franca y contagiosa que me cautivó inmediatamente. Más tarde me confesaría que ella también había sufrido un "serio ataque de amor a primera vista".
Quedó establecido que la ayudaría a ensayar su papel todas las tardes que lo permitiera el Studio Walker de la calle Pigalle donde Boris Kniasev, maestro de baile en la corte del zar Nicolás II, le ordenaba: -Enlevé! Attitude! Pirouette! Entrechat! Jeté battu...Grand saut, déboulé
(...)A las tres llegó Brigitte. Era nuestra primera cita furtiva.
-Tendría que estar en clase de álgebra, pero he escogido la libertad.
Se acomodó en mis brazos y me ofreció sus labios. Sin dejar de besarnos, nos tendimos en el diván. Brigitte me había advertido que era virgen. Por aquel entonces, la píldora no se conocía ni de nombre. Para no asustarla, no quise decirle que nunca había hecho el amor con una virgen. Tenía alguna idea del procedimiento adecuado para estos casos, pero una cosa es la teoría y otra la práctica.
Nunca habíamos hecho nada serio, y era la primera vez que la desnudaba. Al mirarla, me turbó su extraordinaria mezcla de inocencia y feminidad, de impudicia y timidez.
Ella lo ignoraba absolutamente todo y sin embargo parecía una mujer hecha y de ultraderecha en todos los aspectos.(...)
Roger Vadim "Bardot, Denueve, Fonda"
Su madre llevaba el cabello castaño bastante corto. Tenía unos hermosos ojos almendrados, la nariz fina, el rostro terso, una boca delicadamente dibujada aunque injustamente tratada por el hábito de reprimir su sonrisa y de morderse la lengua, cosa que le confería un aire severo. En general ofrecía un aspecto joven y fresco, poco corriente en una parisiense de su posición y de su edad (estaba a dos años de cumplir los cuarenta). Por lo demás, no se parecía en nada a su hija: la educación y las marcas de clase se habían encargado de sofocar su naturaleza. En cambio Brigitte era pura espontaneidad brotando como un manantial.
-Usted comprenderá que Brigitte tiene una edad en que apetece probar todo lo que es nuevo y, como una simple prueba tampoco la compromete a nada, no he creído conveniente impedírselo
Marc (Allégret)me presentó: -Roger Vadim, autor de guión. Es perezoso, impuntual y tiene demasiado talento para su edad.
A lo que Briggite había respondido con una carcajada franca y contagiosa que me cautivó inmediatamente. Más tarde me confesaría que ella también había sufrido un "serio ataque de amor a primera vista".
Quedó establecido que la ayudaría a ensayar su papel todas las tardes que lo permitiera el Studio Walker de la calle Pigalle donde Boris Kniasev, maestro de baile en la corte del zar Nicolás II, le ordenaba: -Enlevé! Attitude! Pirouette! Entrechat! Jeté battu...Grand saut, déboulé
(...)A las tres llegó Brigitte. Era nuestra primera cita furtiva.
-Tendría que estar en clase de álgebra, pero he escogido la libertad.
Se acomodó en mis brazos y me ofreció sus labios. Sin dejar de besarnos, nos tendimos en el diván. Brigitte me había advertido que era virgen. Por aquel entonces, la píldora no se conocía ni de nombre. Para no asustarla, no quise decirle que nunca había hecho el amor con una virgen. Tenía alguna idea del procedimiento adecuado para estos casos, pero una cosa es la teoría y otra la práctica.
Nunca habíamos hecho nada serio, y era la primera vez que la desnudaba. Al mirarla, me turbó su extraordinaria mezcla de inocencia y feminidad, de impudicia y timidez.
Ella lo ignoraba absolutamente todo y sin embargo parecía una mujer hecha y de ultraderecha en todos los aspectos.(...)
Roger Vadim "Bardot, Denueve, Fonda"
Tuve que modificar mi advertencia a mis invitados para la fiesta que hago en casa este fin de año. Era así:
Por favor traer vino pero tinto, traer postre pero no gelatinoso, no hablar de política, no dar opiniones sobre el cuerpo, no preguntar para cuándo nos casaremos/tendremos hijos/nietos/retomaremos el estudio de la numismática hitíta, etc.
Ahora la parte de no hablar de política se transformó en:
propongan conversar sobre Nethanhayu, Úbeda en Boca, Mayra Mendoza versus Grabois y todo lo que quieran pero no hablar de Brigitte Bardot.


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