Y al séptimo día, la opinión pública descansó
Ante la crisis del Canal de Suez, Gamal Abdel Nasser y su neutralidad lo ungieron como un líder panárabe que le permitió un llamamiento islámico contra un EEUU que había tratado de imitar el servicio de inteligencia británico tras la II Guerra Mundial como policía del mundo no muy sutil: el Shá de Irán o Noriega, el triunfo de Fidel Castro fueron sus resultados.
Egipto y Siria deciden que Israel debe ser aniquilado y convencen al rey Hussein de Jordania.
Nasser pide a las Naciones Unidas, en una acción que solo podemos comparar a todas las concesiones por mantener la paz que Inglaterra y Francia hicieron a Hitler, que quiten a sus tropas del Canal de Suez y la ONU accede.
En seis días Israel munido de armas francesas (EEUU estaba abocado a Vietnam) destruye en tierra la aeronáutica egipcia, la jordana y la siria y pierde su mayor cantidad de hombres en ¡la Franja de Gaza!
Egipto es el primero en aceptar la paz, y recibe territorios conquistados de regreso. Engañados por la propaganda egipcia, Siria sigue peleando hasta que se rinde también y acepta la paz, para comprar armas francesas, como Argentina para Malvinas.
Hay muchos matices: la propaganda mundial israelí fue insólitamente antipatriota: "estamos perdiendo": para recaudar más financiamiento solidario internacional.
Israel tuvo que pagar millones en indemnización por hundir el USS LIBERTY yanqui por considerarlo erróneamente egipcio-así como los norteamericanos masacraron a franceses y los ingleses también, por error, durante la II Guerra.
A diferencia de cualquier otro país del mundo, pensemos en los más grandes victoriosos de la historia, la Francia de Napoléon, las tantas Españas, la Alemania de Bismark y de Hitler, Grecia y todos los etcéteras, Israel es el único país del mundo que no puede perder una guerra. No hay paz negociada ni Plan Marshall que lo espera: lo espera la aniquilación de la que huyó creyendo que tener su propio Estado evitaría.
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